Tráiler
Sinopsis
Antoine, de cuarenta y pico años, es músico. De pronto, decide poner fin a su carrera. Después de ir de un lado a otro durante unos días, acaba encontrando un trabajo de portero. Mathilde vive en el viejo edificio de la zona este de París donde trabaja Antoine. Es una prejubilada, generosa e implicada, que divide su tiempo entre los servicios sociales y la comunidad de propietarios.
Una tarde, descubre una preocupante grieta en la pared del salón. Poco a poco, su preocupación se torna pánico: ¿y si el edificio se derrumba? A medida que pasan los días, un sentimiento protector crece dentro de Antoine, que teme ver a Mathilde deslizarse hacia la locura. Entre patinazos e inquietudes, los dos formarán un dúo torpe, divertido y solidario que quizá les ayude a atravesar un mal momento.
PIERRE SALVADORI (el director)
Nació en Túnez y se trasladó a París a la edad de 7 años. Empezó a tomar clases de cine y teatro; al finalizar empezó a escribir guiones para comedia en AB Productions. En 1989 escribió su primer guión y en 1993 lo dirigió: “Wild Target”. Con este título obtuvo la nominación al César como Mejor Director Novel.
Entrevista
¿Cómo nació la idea de EN UN PATIO DE PARÍS?
Hacía tiempo que daba vueltas a la idea de una película con un personaje al límite, una mujer enloquecida por la preocupación. Literalmente enloquecida. Cada día, Mathilde lee el periódico a un ciego, pero su cansancio y su fragilidad pueden con ella, hasta el punto de que ya no absorbe tantas malas noticias. Me he preguntado a menudo cómo podía uno inmunizarse contra algo así. ¿Cómo se pueden saber tantas cosas y seguir viviendo sin tener una crisis de pánico? Mathilde no lo consigue.
A la hora de construir una película, ¿se basa en un tema o en un personaje?
Desconfío de los temas, pero nunca de los personajes. Para EN UN PATIO DE PARÍS empecé con Mathilde y el resto encajó de forma natural. Me basta con familiarizarme con los personajes, que empiecen a gustarme, para que se conviertan en imanes: atraen a la ficción, a los decorados, al tono y a los personajes secundarios. Todo nace a partir del personaje.
En otras palabras, ¿el personaje trae el tema?
Sí. Llegamos a ese pequeño mundo mediante Mathilde. A un microcosmos algo destartalado. A ese patio que, visto a través de una lupa, puede ser un concentrado de la época y, sobre todo, del miedo difuso en el que vivimos. Luego se llega a los personajes secundarios y a las respuestas irrisorias y a veces cómicas que oponen a ese temor. Por ejemplo, Lev, de tan perdido se hace místico y, luego, violento; Maillard es un obseso que está aterrado ante la idea de que un intruso entre y “okupe” el edificio; Colette y su librería esotérica; o Stéphane, que busca el sosiego y el olvido cueste lo que cueste.
¿Y Antoine?
Antoine es un personaje que aparece en casi todas las películas que ruedo, desde Los aprendices a Una dulce mentira. Es el personaje que se siente tentado por dejarlo todo, que desea una relación menos difícil con el mundo. Intenta conseguir el descanso mediante un opiáceo, una droga que tranquilice. Quiere alejarse del mundo, dormir. Cree poder alejarse de los demás, pero en realidad es incapaz de hacerlo. Es sensible, lleno de empatía. Mathilde le conmueve.
He pensado en sus películas, USTED PRIMERO, UNA DULCE MENTIRA, y en la idea de los personajes que ayudan a los demás. La bondad de sus personajes ocupa un lugar importante en su cine.
Sí, en las comedias que menciona, los personajes se preocupan a menudo por los demás, son compasivos, están llenos de empatía y cargan con el dolor de otro. Pero a veces lo hacen porque se sienten culpables o porque les da miedo estar solos. Son bastante ambiguos y pueden llegar a ser crueles. Aunque ayudan al prójimo, también le traicionan. Su aparente bondad puede requerir algo a cambio. Son comportamientos que me parecen más cercanos a la realidad y que, sobre todo en este tipo de comedia, permiten evitar la cursilería. Sin embargo, en esta película, EN UN PATIO DE PARÍS, el personaje de Antoine es bueno, comprensivo y no tiene segundas intenciones. Nunca juzga a Mathilde. No le queda fuerza para crear un vínculo con los demás a través de la música, y lo hace de otro modo, lo lleva dentro. La bondad, la generosidad y la amabilidad son cualidades que trascienden la existencia y aportan a los personajes una dimensión maravillosa.
Mathilde es más ambivalente.
Sí. Contrata a Antoine porque le gusta su cara, confía en él inmediatamente, y al día siguiente, le tira una pera desde el sexto piso. Me gusta el personaje de Mathilde. Ese ir y venir constante entre la amabilidad y el nerviosismo, el pánico y la consciencia. Después de montar un número de primera en la guardería, después de asustar a la madre y a los niños, le dice a Antoine en el andén de la estación: “Dios mío, Antoine, ¿se ha dado cuenta de lo que he hecho? La gente quiere calma y tranquilidad, pero yo les grito como una posesa”. Me gustan esas paradojas, esa mezcla de bondad y de angustia. Sus contradicciones le aportan humanidad y crean momentos cómicos.
quizá sea su película más sombría, ¿ha sido algo involuntario?
Mis personajes siempre han estado un poco dolidos, nerviosos, ansiosos. Creo que cuento historias algo tristes, pero el género cómico disimula y protege. En esta película se nota más. EN UN PATIO DE PARÍS debía ser mucho más oscura. Al principio, la película no contenía un solo elemento cómico. Pero no puedo evitar las ganas de inyectar un toque divertido y vital en lo que hago. Es como si me sintiera obligado a reponerme. Es una dualidad permanente en mis personajes y en mi trabajo.
¿EN UN PATIO DE PARÍS es su película más íntima?
Todos mis personajes siempre están muy próximos a mí, pero quizá se note más en este caso. No están disfrazados, no se esconden. Aquí, ningún asesino a sueldo o ninguna aventurera recorren palacios. A veces, cuando miraba a Gustave Kervern, llegué a pensar que había ido demasiado lejos buscando un parecido conmigo. Antes escogía a Guillaume Depardieu para interpretar a personajes que tenían algo que ver conmigo. Ya sabe, ¡apuesto, rubio, delgado! Creo que ya no tengo la misma imagen de mí mismo.
Hay algo de ineludible en la desaparición de Antoine. Da la sensación de que debe morir para ayudar a Mathilde a vivir.
El pánico acaba por cegar e insensibilizar completamente a Mathilde. Está anestesiada. Debe ocurrir algo tremendo para que reaccione, para que vuelva a este mundo. Solo después de que muera Antoine, es capaz de decir: “He entendido que convertí el mundo en un susurro… He entendido que, a pesar de mi angustia y de mi miedo, tenía que regresar hacia los demás”. Hablé de todo esto con mi coguionista David Colombo-Léonard desde el principio. En el momento en que Antoine abandona la música, renuncia a la vida. Conoce a Mathilde, la ayuda, pero su destino está escrito. La película cuenta cómo desaparece y cómo reacciona Mathilde, cómo su muerte la salvará de la indiferencia. Es la vertiente trágica de la película.
Los personajes secundarios aportan toques cómicos, incluso fantásticos, como Maillard, que ladra EN UN PATIO DE PARÍS en plena noche.
Sí, Lev y Maillard son personajes más exagerados. Efectivamente, aportan un toque cómico, lúdico. El cine tiene mucha fuerza cuando se trata de despertar la capacidad de identificación o de empatía en los espectadores, y por eso creo que se debe tener cuidado suscitando emociones. Es fácil caer en la obscenidad. En cierto modo, me siento obligado a apartarme con más o menos discreción de una forma de verismo o de naturalismo que llega a molestarme mucho en la pantalla.
¿Pensó en Catherine Deneuve y Gustave Kervern desde el principio?
Hacía tiempo que tenía ganas de trabajar con Catherine Deneuve. Escribí el guión para ella. Con el tiempo, algunos actores se convierten en personajes; el público tiene una idea bastante concreta de ellos y es posible jugar con esa imagen. Da la impresión de que se puede contar con Catherine, es valiente, tiene sentido común, sabe vivir. Pensé que si interpretaba a Mathilde sorprendería a todo el mundo porque nadie imagina que pueda volverse loca. Además, para la primera parte de la película pensé en su rapidez, su sentido cómico. “Me gustan las personas inseguras, al menos se esfuerzan”. Estaba convencido de que nadie podría decir esta frase como ella. Es muy estimulante porque permite al guionista ser más literario, pero con ella no se nota. Se puede “arriesgar” con el texto, pero no se oirá, la frase será impecable. Borra todo lo que pueda parecer artificial; es capaz de hacer que el personaje sea totalmente legible sin perder un toque opaco, misterioso.
¿Y Gustave Kervern?
Pensé en Gustave después de terminado el guión. Hicimos unas pruebas, pero creo que ya me había decidido. Le había conocido durante una fiesta, era muy gracioso, besaba a todo el mundo. Enseguida vi que era dulce, paciente, que era el actor ideal para dar vida al personaje. También le había visto en unos sketches de Groland y me había dado cuenta de que tenía un gran sentido cómico, así como una enorme capacidad para fingir extrañeza, incomprensión. Podía ser el perfecto contrapunto cómico a la locura de Mathilde. También es un actor físico, sabe estar en el plano sin decir nada, sin tener nada que hacer. Algunos actores no saben qué hacer con las manos, pasan de un pie a otro. Pero él se limita a estar, tranquilo, imponente. Una estatua. Creo que a eso se le llama “presencia”. En el plató, siempre decía que era mi ancla, que gracias a él la película no se salía de la ruta. Sujetaba la historia con el cuerpo, con la certeza, la emoción.
Háblenos de los otros papeles.
Pio Marmaï es un actor con una energía y una fuerza interior increíbles. Se nota enseguida que dentro de un cuerpo poderoso se esconde una gran fragilidad y dulzura. Por eso consigue ser conmovedor. Más aún, tiene un extraordinario sentido cómico porque no le asusta el ridículo. Nunca estaba seguro de lo que iba a hacer. Es un actor sorprendente, que inspira. Con él, siempre tengo ganas de alargar la escena.
Había visto a Nicolas Bouchaud en un espectáculo teatral suyo titulado “La loi du marcheur”. Es divertido, muy físico y algo inquietante. En sus representaciones puede ser muy cerebral y dos segundos después ponerse a bailar. Es totalmente burlesco. Tiene sentido de la improvisación, le gusta jugar, y eso me obliga a ir un poco más lejos. Se nota que tiene ganas de seguir. Le gusta mucho interpretar y siempre está dispuesto a hacer otra toma mientras sienta que puede sacar algo más del texto. Los actores como él son auténticos aliados para el realizador.
Tardamos en encontrar al marido de Catherine, no era tarea fácil, sobre todo porque ha tenido muchos… Féodor Atkine suele enfocar los papeles de forma diferente de como se hace en Francia. Los “construye”. En la película, hablando de su marido, Catherine dice: “Ya sabe, es un antiguo estalinista. Tienen por costumbre encerrar al contrario”. A partir de esa frase, Féodor empezó a hacerme preguntas. La broma me obligó trabajar mucho. Pero desde el momento en que tiene el personaje en la cabeza, todo es de lo más sencillo. Es un gran intérprete que se adapta con enorme facilidad. Además, es muy apuesto, me apetecía que el marido de Catherine fuese un hombre apuesto.
(Entrevista realizada por Bernard Payen)
Fichas
Catherine Deneuve
Filmografía seleccionada
2013 EN UN PATIO DE PARÍS (Pierre Salvadori)
EL VIAJE DE BETTIE (Emmanuelle Bercot)
2012 ASTÉRIX & OBÉLIX: AL SERVICIO DE SU MAJESTAD (Laurent Tirard)
2010 POTICHE, MUJERES AL PODER (François Ozon)
2009 LA CHICA DEL TREN (André Téchiné)
2008 UN CONTE DE NOËL (Arnaud Desplechin)
2006 EL ELEGIDO (Guillaume Nicloux)
2004 OTROS TIEMPOS (André Téchiné)
2003 UNA PELÍCULA HABLADA (Manoel de Oliveira)
2002 OCHO MUJERES (François Ozon)
(Oso de Plata al Mejor Reparto)
2000 BAILAR EN LA OSCURIDAD (Lars von Trier)
1998 PLACE VENDÔME (Nicole Garcia)
1996 LOS LADRONES (André Téchiné)
1992 INDOCHINA (Régis Wargnier)
1986 EL LUGAR DEL CRIMEN (André Téchiné)
1984 PALABRAS Y MÚSICA (Elie Chouraqui)
1980 EL ÚLTIMO METRO (François Truffaut), (César a la Mejor Actriz)
1979 POR NOSOTROS DOS (Claude Lelouch)
1974 NO TOCAR A LA MUJER BLANCA (Marco Ferreri)
1972 CRÓNICA NEGRA (Jean-Pierre Melville)
1970 TRISTANA (Luis Buñuel)
1968 EL AMOR ES UN EXTRAÑO JUEGO (Alain Cavalier)
1967 BELLA DE DÍA (Luis Buñuel)
1966 LAS SEÑORITAS DE ROCHEFORT (Jacques Demy)
1964 LA CAZA DEL HOMBRE (Edouard Molinaro)
1962 LOS PARAGUAS DE CHERBURGO (Jacques Demy)
Gustave Kervern
Filmografía seleccionada
2013 EN UN PATIO DE PARÍS (Pierre Salvadori)
2012 TORPEDO (Mathieu Donck)
2011 ¿Y SI VIVIMOS TODOS JUNTOS ? (Stéphane Robelin)
2010 MAMMUTH (Gustave Kervern, Benoît Delépin)
2008 LOUISE-MICHEL (Gustave Kervern, Benoît Delépin)
2006 ENFERMÉS DEHORS (Albert Dupontel)
2004 AALTRA (Gustave Kervern, Benoît Delépin)
Reparto
Mathilde CATHERINE DENEUVE
Antoine GUSTAVE KERVERN
Serge FÉODOR ATKINE
Stéphane PIO MARMAÏ
Colette MICHÈLE MORETTI
Sr. Maillard NICOLAS BOUCHAUD
Lev OLEG KUPCHIK
Exnovia de Antoine GARANCE CLAVEL
Sr. Vigo BRUNO NETTER
Equipo técnico
Director PIERRE SALVADORI
Guión PIERRE SALVADORI, DAVID COLOMBO-LÉOTARD
Fotografía GILLES HENRY, AFC
Sonido BRIGITTE TAILLANDIER, GERMAIN BOULAY, ERIC TISSERAND
Decorados MICHEL BARTHÉLÉMY
Vestuario VIRGINIE MONTEL
Montaje ISABELLE DEVINCK
Música original STEPHIN MERRITT, GRÉGOIRE HETZEL
Producción LES FILMS PELLÉAS
Coproducción FRANCE 2 CINÉMA, DELTA CINÉMA, TOVO FILMS
País Francia
Idioma Francés
Duración 97’
La prensa ha dicho
Télé 7 Jours *****
Una tierna crónica del malestar, de las grietas de la vida cotidiana, que no cae nunca en la depresión ni en el patetismo.
Les Fiches du Cinéma ****
Una película infinitamente amable.
20 Minutes ****
Una joya de ternura que gira en torno a los habitantes más o menos chalados de un edificio.
aVoir-aLire.com ****
Inteligente, viva, melancólica y, sobre todo, con un sello de autenticidad.
Le Figaroscope ****
Pierre Salvadori sabe pintar las almas dolidas, realizar retratos con personajes sensibles entre risas y lágrimas.
Metro ****
La delicadeza de los diálogos y de los retratos solo está igualada por la inteligencia del reparto.