THOMAS WINTERBERG

DIRECTOR Y GUIONISTA

Extractos de una entrevista realizada por Mike Goodridge para el Instituto Danés de Cine, publicada en mayo de 2012 en la revista “Film”.

LA CAZA es la séptima película del director, y muy probablemente genere aplausos y controversia a partes iguales, como ocurrió con Celebración hace 14 años. Esta película trata de un afable profesor de parvulario llamado Lucas al que acusan falsamente. La histeria y el pánico se apoderan de la pequeña comunidad, y la vida de Lucas se desmorona.

Es la historia de un hombre acusado injustamente que, según Thomas Vinterberg, a pesar de que no exista duda alguna de su inocencia, se convierte en el blanco del odio de los habitantes de un pueblo. Es un hombre amable, querido por todos, pero de un día para otro, sus amigos de siempre le abandonan e incluso llegan a atacarle físicamente.

Thomas Vinterberg, a sus 43 años, ha empezado a indagar en temas más contemporáneos, como la naturaleza vírica del pensamiento y de la identidad: “No se puede controlar”, dice el realizador. “Sobre todo en el mundo actual, ahora que es tan fácil comunicarse, los medios emiten juicios morales sobre las personas sin dudarlo. Es fácil contar algo de alguien y que esa ‘historia’ se convierta en parte de la identidad de la persona en cuestión. Los habitantes de la ciudad crean una identidad para Lucas, una identidad de la que nunca escapará. Me parece tan interesante como aterrador”.

RETRATO DE UN ESCANDINAVO
Gran parte del éxito de LA CAZA depende de la poderosa interpretación de Mads Mikkelsen, la mayor estrella del cine danés, en el papel del desafortunado Lucas. Es la primera vez que el director y el actor trabajan juntos, y Thomas Vinterberg describe el proceso como “absolutamente maravilloso”.

“El personaje es el retrato del hombre escandinavo moderno”, explica el realizador. “Es afectuoso, amable, servicial y humilde. Hace todo lo que le piden, su exmujer puede con él. En cierto modo, está castrado. Con Mads decidimos desarrollar el personaje de Lucas a partir de ahí hasta convertirle en hombre. ¿Cómo consigue mantener su dignidad sin volverse violento? ¿Cómo se enfrenta a una realidad fría y brutal sin salirse de su papel de hombre escandinavo?”

“Mads es un hombre físicamente muy masculino y así aparece en la película, con toda su belleza, su cuerpo musculoso, pero está caracterizado como un humilde maestro de parvulario”, sigue diciendo Thomas Vinterberg. “Nos esforzamos en no convertirlo en un mito y en permanecer en la realidad. Reconozco que Mads es un verdadero experto. Siempre hace preguntas: ¿Por qué hago esto? ¿Puedo hacer aquello? ¿Me pondría esta ropa? Me llamaba a cualquier hora del día para hacer preguntas acerca de una escena y proponerme diálogos nuevos. Cuando un actor tiene la sensación de que conoce al personaje, entonces aparecen los pequeños detalles.

El director recuerda una escena fundamental en la que Lucas se presenta en la iglesia en Nochebuena y se enfrenta a una congregación de gente que le odia.

“Mads se pasó el día llorando exactamente de la misma forma”, dice Thomas Vinterberg. “Nunca me había encontrado con algo tan profesional. La escena estaba perfectamente preparada, pero había que rodarla desde diferentes ángulos y cada vez debía repetir toda la escala de sentimientos, desde la resolución, pasando por el desplome, la ira, hasta llegar al alivio. Estuvo llorando durante ocho horas. Muy pocos actores pueden hacer algo así”.

EL ÉXITO CONFUNDE
Para Thomas Vinterberg, LA CAZA es una especie de regreso a la visión pura que tenía al principio de su carrera cinematográfica. Añade que el tremendo éxito de Celebración le confundió: “No me aportó mucho. Artísticamente hablando, me descentró durante bastante tiempo. Era como un futbolista que marca el gol de su vida; la cámara me miraba a mí. Ahora siento que he vuelto al punto donde empecé, veo historias y veo un mundo con historias. Intento volver a recuperar esa cualidad pura y vulnerable que imprimí a mi obra de graduación, cuando no especulaba acerca del futuro y me limitaba a imaginar a personas en una situación equis”.

COMO UN TÁNDEM
La película que permitió al director volver a sus orígenes fue Submarino, un desgarrador estudio de dos hermanos atrapados en la adicción. Fue seleccionada para participar en Berlín 2010 y obtuvo las mejores críticas desde Celebración. “Con Submarino sentí que había vuelto”, explica Thomas Vinterberg. “Si se considera que Celebración fue una pequeña explosión, había que dar tiempo a que el polvo se asentara para reemprender lo que hacía antes conociendo un poco más el funcionamiento de las cosas”.

El danés Tobias Lindholm coescribió el guión de Submarino. Acababa de graduarse en la Escuela de Cine cuando Thomas Vinterberg le pidió que participara en la adaptación del guión. Era natural que Thomas Vinterberg volviese a recurrir a él para coescribir LA CAZA.

“Formamos un tándem cuando escribimos”, dice el director, con una sonrisa. “A veces va delante y otras, voy yo. Empezamos planeando la historia. Luego escribimos un tratamiento de diez páginas, y luego, otro de veinte. Cuando ya tenemos una idea bien definida de toda la historia, empezamos a escribir. El que va delante escribe diez páginas a toda velocidad, sin mirar atrás, y el otro las reescribe. Al final obtenemos un guión Lindholm/Vinterberg que acabo cambiando para hacerlo mío”.

El guión de LA CAZA enfoca la historia desde el punto de vista de Lucas. Las típicas escenas de una historia de caza de brujas con los habitantes reunidos para alimentar su ira, el interrogatorio del sospechoso por la policía, la historia no contempla nada de todo esto.

“Hemos intentado permanecer lo más cerca posible del personaje principal para evitar convertir la película en la descripción de un caso práctico”, dice Thomas Vinterberg. “Es una ficción, primero hablamos con el corazón, luego con la cabeza y de nuevo con el corazón. Debíamos seguir la historia emocional del personaje”.

DEMONIOS Y VÍCTIMAS
La historia es poco habitual dado que, a pesar de su peso dramático, todos son inocentes y todos creen hacer lo que deben. Thomas Vinterberg es padre y entiende por qué un adulto se vuelve tan protector cuando nota que sus hijos pueden estar en peligro.

“El padre de la niña cree lo que dice su hija, como debe hacer cualquier padre; le entiendo perfectamente”, explica el realizador. “Todos estamos convencidos de conocer a nuestros hijos, y es habitual pensar que los niños no mienten. Pero en esta película afirmamos que sí mienten, que inventan historias, que mienten para complacer a los adultos, y en este caso, la niña solo dice lo que esperan que diga”.

“Imagina que vuelves a ser niño y que estás sentado delante de un policía o de un psicólogo o de tus padres, y que todos siguen haciéndote la misma pregunta una y otra vez: ¿Qué viste? ¿Viste esto?”, sigue diciendo. “A la tercera pregunta, el niño empieza a pensar que de verdad ocurrió. Los niños tienen más tendencia a mezclar la ficción con la realidad”.

“Aquí, hasta cierto punto puede decirse que los niños son los demonios porque destruyen la vida de un hombre, pero en un caso como este quiero dejar muy claro que los niños también son las víctimas. Son los que necesitan más protección”.


Se licenció en la Escuela Danesa de Cine en 1993. Su proyecto de fin de curso, Sneblind, ganó un sinfín de premios y fue nominado al Oscar Universitario. A continuación rodó el corto Drengen der gik baglæns (El hombre que andaba hacia atrás) (1995), premiado en Clermont-Ferrand.

En 1996 dirigió su primer largometraje, De største helte (Los mayores héroes), ganador de tres premios Robert. Un año antes había escrito con Lars von Trier el Manifiesto Dogma, y Celebración (1998) fue la primera película realizada de acuerdo con las reglas del movimiento. Ganó el Premio Especial del Jurado en el Festival de Cannes, el Premio Fassbinder en los Premios del Cine Europeo, el Premio de los Críticos de Nueva York y de Los Ángeles a la Mejor Película en Lengua Extranjera. En 2008 fue premiado junto a Lars von Trier y sus otros dos hermanos Dogma, Kristian Levring y Søren Kragh-Jacobsen, con el Premio EFA al Mejor Logro en el Cine Mundial.

Ha rodado dos películas en inglés, It’s All About Love (2003), con Joaquin Phoenix, Claire Danes y Sean Penn, y Querida Wendy (2005), protagonizada por Jamie Bell, con guión de Lars von Trier.

Volvió a rodar en Dinamarca Cuando un hombre vuelve a casa (2007), a la que siguió Submarino (2010), presentada a concurso en el Festival de Berlín 2010.

Ha escrito y dirigido aplaudidas obras de teatro para el Burgtheater de Viena, Austria, que han sido representadas en toda Europa. Asimismo, ha dirigido vídeos musicales de Blur y Metallica.

ENTREVISTA
Celebración fue la primera película Dogma, el movimiento cinematográfico que fundó con Lars von Trier. ¿Qué impacto tuvo este movimiento en su cine y en el cine en general?
Creo que Dogma inspiró a bastantes personas y fue el comienzo de un movimiento digital. Personalmente fue inspirador y fantástico hacer películas Dogma, pero también me pareció que ya había acabado el ciclo con Celebración. Fue el final del camino Dogma para mí, ya no podía ir más lejos. Debía buscar otra dirección.

¿Hay algo del movimiento Dogma que le haya quedado y que siga influyendo en su trabajo?
Aprendí mucho con Dogma. Nos permitió abandonar todas las herramientas habituales de la cinematografía. Y ahora, cada vez que las uso, reflexiono acerca de lo que hago y de por qué lo hago. Me enganché a andar por la cuerda floja, al enfoque suicida de Dogma porque te obliga a pensar, a explorar. Pero Dogma se acabó. Como artista, creo que es importante no repetirse.


Después de Celebración, fue a Hollywood y rodó It’s All About Love, con Sean Penn y Joaquin Phoenix. ¿Estaría dispuesto a hacer otra película en inglés?
Me encantaría volver a trabajar en Estados Unidos. Hay muchos actores asombrosos a los que adoro y admiro desde que empecé a ver cine. Trabajar con Joaquin y Sean fue fantástico, pero tenía que regresar a mis orígenes. Celebración fue como una granada que me explotó en la cara. De pronto, tenía la oportunidad de explorar, ver y hacer cosas que antes eran impensables. Me enorgullezco de mi trabajo allí, pero debía volver y explorar mis raíces. Siempre me lo he pasado bien trabajando en Estados Unidos. Rodé un videoclip para Metallica en Hollywood y había unas cien personas en el plató. Uno se dedicaba a ponerme gel antiséptico en las manos. Asombroso. Si pidiese eso en un plató danés, seguro que me echarían del país.


LA CAZA nace de unos documentos que le dejó un psiquiatra el año 2000. ¿Se trataba de casos reales?
Eran casos procedentes de todo el mundo. La mayoría hablaba del síndrome del falso recuerdo o del recuerdo inventado. LA CAZA no está basada en un caso en concreto, solo se inspira en esos casos. La teoría del psiquiatra que me dejó los documentos era que los pensamientos, las ideas, pueden llegar a ser como un virus. Una vez que se afianza una idea concreta sobre alguien, puede extenderse como el fuego. En Celebración, los niños eran las víctimas; esta película habla de otro tipo de víctima. Cuando se acusa a alguien de abusar de un menor, el niño es interrogado por policías y psiquiatras que repiten las preguntas una y otra vez. Hay niños que acaban diciendo lo que quiere oír el adulto que le interroga. Entonces, todos se vuelven locos y el entorno del niño se derrumba.


En la película, una vez que se acusa en falso al protagonista, todo el pueblo se alza contra él.
Me pareció que me permitía contar una historia con más envergadura sobre la pérdida de la inocencia del mundo Occidental. Crecí en los años setenta en una comuna; todos íbamos desnudos, pero nadie abusaba de los niños. Y ahora, por muchas razones, el mundo se ha inmovilizado ante el miedo, la angustia y la suspicacia. Por eso, la película empieza con un montón de tíos en pelotas metiéndose en un lago helado. Son una familia, están juntos, son una comunidad, pero a medida que avanza la película, el lago se hiela y el pueblo empieza a sospechar, a tener miedo y a perseguir.


Cuando Celebración se estrenó en Cannes, el cine danés estaba compuesto por Lars von Trier y Thomas Vinterberg. Ahora estamos en pleno bum danés con directores como Susanne Bier, Nicolas Winding Refn o Niels Arden Oplev trabajando en Hollywood. ¿De dónde viene este bum danés?
Hay muy buenos cineastas en Dinamarca, y puede que sea así porque nos ayudamos mutuamente. Hay una sensación de comunidad. Nos pasamos los guiones para leerlos. Soy amigo de Lars von Trier y de Ole Christian Madsen, que ahora está rodando una serie para HBO. Son amigos y compañeros, nos echamos una mano. Pero también hay un poderoso sentido de competencia, nos empujamos mutuamente y eso hace que nos superemos.

Por Scott Roxborough, The Hollywood Reporter Cannes 2012