Han matado al nieto de Abuela Sepa para robarle el móvil.
A pesar del dolor que le produce este acto de violencia, la anciana debe ocuparse del entierro. Ella y su familia son pobres y no tienen suficiente dinero para comprar un ataúd y pagar a un letrado para que se ocupe de la denuncia contra el acusado. Pero Abuela Sepa incluso está dispuesta a pedir un préstamo al banco para darle un entierro decente a su nieto y para que se haga justicia.
Abuela Puring está decidida a sacar a su nieto Mateo de la cárcel, aunque le acusen de haber matado sin razón al nieto de Abuela Sepa. Pero la anciana es pobre y no dispone del dinero necesario para la fianza. Cada vez que va a verle y le lleva comida decente, se le rompe el corazón al verle consumiéndose detrás de los barrotes con otros en su misma situación.
En la primera vista, las dos abuelas deben enfrentarse. Ambas son frágiles y pobres, y cada una quiere hacer lo mejor para su nieto. El futuro del caso depende del amor de las abuelas…