Después de comer y descansar un poco, Grace, su padre
y sus hombres están a punto de irse cuando una joven negra corre
hacia el coche y golpea con los nudillos la ventanilla de Grace. Sin hacer
caso a su padre, que le dice que no hay que meter las narices en los asuntos
de los demás, Grace sigue a la chica y entra en MANDERLAY donde
descubre a un grupo de personas que vive en las mismas condiciones de hace
setenta años, antes de la abolición de la esclavitud.
s Grace siente que es su deber compensar a los esclavos por las injusticias
que han soportado por parte de los blancos. “Nosotros les trajimos
aquí, les usamos y les convertimos en lo que son”, le dice
a su padre. Decide, una vez liberada MANDERLAY, quedarse con ellos
hasta después de la primera cosecha. Su padre, muy a pesar suyo,
la deja con cuatro secuaces y un abogado, no sin antes advertirle de que él
no estará allí para recoger los trozos cuando el bonito plan
que debe redimir a MANDERLAY se haga añicos. |
La inspiración
Lars von Trier se inspiró en Die Dreigroschenoper (La ópera
de la perra gorda), escrita en 1928 por Bertolt Brecht y Kurt Weill,
para el guión de “Dogville”. La actitud
de Grace y su veredicto final, cuando su padre y ella dejan atrás
el pueblo arrasado de “Dogville” y los cadáveres
de sus habitantes, recuerda el comienzo de la famosa canción
de los piratas que canta Jenny en la ópera:
“Se mueven entre las sombras donde nadie les ve. Les
encadenan y me los traen, me preguntan: ¿ Los matamos
ahora o luego? ¡ A mí me lo preguntan! ¿ Los
matamos ahora o luego?” “ El reloj da las doce, qué tranquilo
está el muelle. Se oyen las sirenas a lo lejos. Y en ese
silencio de muerte, yo diré: ahora mismo, ahora mismo.” Luego
amontonarán los cuerpos y yo diré: ¡ Que
os sirva de lección!”
El argumento de MANDERLAY, sin embargo, se inspiró en parte
en el prefacio de la mundialmen- te famosa y frívola novela “Historia
de O”, escrita en 1954 por Pauline Réage y cuyo prefacio
esta- ba firmado por Jean Paulhan, escritor, crítico y miembro
de la Academia Francesa. El título de dicho prefacio es “La
Felicidad en la Esclavitud” y empieza por describir una rebelión
que ensombreció la isla de Barbados en 1838. Muy resumida, la
historia es la siguiente: Una buena mañana, un grupo de negros,
hombres y mujeres que habían obtenido legalmente su liber- tad
hacía poco, se acercaron a su antiguo dueño, el Sr. Glenelg,
y le pidieron que volviese a acep- tarlos como esclavos. Después
de hablar con ellos, el Sr. Glenelg se niega a hacerlo, no se sabe si
por miedo, por convicción o simplemente por respeto a la ley.
Los ex esclavos empiezan a meterse física- mente con él.
Al principio, parece un juego, pero acaban asesinándole, a él
y a su familia. Esa misma noche, volvieron a ocupar las antiguas dependencias
de los esclavos, y empezaron a hablar, comer y trabajar como hacían
antes de que se aboliera la esclavitud. También se inspiró en
un compatriota, el fotó- grafo y escritor danés Jacob Holdt
y su controvertida “American Pictures”.
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