Florencia, Italia, 1348. La peste se ceba en los núcleos urbanos de la Toscana y un grupo de jóvenes decide refugiarse en una mansión alejada de todo en los montes que rodean Florencia. Para distraerse, se les ocurre que cada uno de ellos deberá contar una historia cada día.
2015 | MARAVILLOSO BOCCACCIO |
2012 | CÉSAR DEBE MORIR (Oso de Oro, Berlín 2012) |
2006 | EL DESTINO DE NUNIK |
2004 | LUISA SANFELICE (TV) |
2001 | REZURREZIONE (TV) |
1998 | TÚ RÍE |
1996 | LAS AFINIDADES ELECTIVAS |
1993 | FIORILE (Sección Oficial, Cannes 1993; Premio David di Donatello al Mejor Diseño de Producción) |
1990 | EL SOL TAMBIÉN SALE DE NOCHE |
1987 | GOOD MORNING BABILONIA |
1984 | KAOS (Premio David di Donatello 1995 al Mejor Guión) |
1982 | LA NOCHE DE SAN LORENZO (Premio del Jurado, Cannes 1982; Premio David di Donatello 1983 a la Mejor Película, Mejor Dirección, Mejor Fotografía, Mejor Montaje) |
1979 | EL PRADO |
1977 | PADRE PATRÓN (Gran Premio, Berlín 1977; Palma de Oro, Premio FIPRESCI, Cannes 1977) |
1974 | ALLOSANFAN |
1973 | SAN MICHELE AVEVA UN GALLO (Mención en Berlín 1977) |
1969 | SOTTO IL SEGNO DELLO SCORPIONE |
1967 | SOVVERSIVI (Sección oficial, Venecia 1967) |
1963 | I FUORILEGGE DEL MATRIMONIO |
1962 | HAY QUE QUEMAR A UN HOMBRE (Premio Pasinetti, Premio Cinema 60, Premio Nuevo Cine, Venecia 1962) |
1960 | L’ITALIA NON È UN PAESE POVERO (Documental) |
Venecia 1986: León de Oro a Toda una Carrera
Decidimos contar estas historias o, mejor dicho, estas historias libremente inspiradas en “El Decamerón”, de Giovanni Boccaccio, para enfrentarnos al desafío que supone oponer los pálidos colores de la peste, que entonces como ahora y en sus diversas formas está por todas partes, a los transparentes colores del amor, de la ingenuidad, de la poesía.
Dejamos el reto en manos de diez jóvenes, siete mujeres y tres hombres, que volverán a hacerse fuertes al formar una comunidad cercana a la naturaleza con reglas franciscanas, como implica hacer el pan. Eligen la sencillez para observar la complejidad de las aventuras humanas, a las que acceden con el poder de la imaginación.
Decidieron basarse en una gran obra literaria, compuesta por cien historias. ¿Qué tiene de contemporánea esta recopilación?
Queríamos acercarnos a los jóvenes y a esta época brutal que les exaspera. Los vemos en el seno de nuestra propia familia, nos cruzamos con ellos en la calle. De golpe empezamos a ver imágenes, a oír sonidos a cual más violento, Florencia en el siglo XIV, desfigurada por la peste. Y luego, diez jóvenes, siete mujeres y tres hombres que no están dispuestos a entregarse a la oscuridad que ha empezado a carcomerles y que se lleva sus ganas de vivir. Deciden abandonar la ciudad para refugiarse en las colinas colindantes, donde contarán con la fuerza de la naturaleza, la fantasía, la terquedad, el miedo, la pasión y la alegría...
Ayer, como hoy, la peste puede aparecer a través de mil caras. Pero hoy, y muy especialmente nosotros, estábamos convencidos: había llegado el momento de equiparar a Boccaccio y a su “El Decamerón” al momento actual. Es algo que nos conmueve y a lo que estamos agradecidos. Nuestro MARAVILLOSO BOCCACCIO debía contarse a otros con el mismo fin, pero en otras palabras. No podemos contestar a las preguntas, pero la peste, la rebelión de los jóvenes y los fabulosos acontecimientos que se evocan siguen latiendo con la misma fuerza.
¿Les influyeron versiones cinematográficas anteriores de El Decamerón, en especial la de Pasolini? ¿Qué diferencia hay entre MARAVILLOSO BOCCACCIO y la de Pasolini?
No es la primera vez que lo decimos: una obra literaria ofrece historias para la gran pantalla. Hay realizadores que disfrutan ilustrando obras literarias, otros las rechazan. Claro que nos gustan las obras que nos inspiran, pero vemos tantas tramas de dichas obras como formas de plasmar nuestras propias preocupaciones y deseos. Boccaccio nos ha prestado sus escritos y su inagotable imaginación. Numerosos directores se han inspirado en él, no solo Pasolini, cuya película es una poderosa y poética representación erótica, de la carne y del sexo. La censura atacó la película porque coincidió con las batallas por la liberación sexual. Pero preferimos no hablar de las otras versiones de “El Decamerón”. MARAVILLOSO BOCCACCIO es hija de la época actual. Y nosotros, como toscanos, estamos convencidos de que nos refleja y de que es única. Y nos referimos a cada uno de los temas que toca, la sensualidad desde luego, que subyace en todo el libro.
¿Qué historias escogieron?
Tan solo diremos que durante el rodaje nos conmovió el contraste entre los diferentes amores, nos reímos con ganas ante los grotescos casos de “mujeres culpables” o necios ingenuos. Todas estas emociones avivaron aún más el placer de narrar las historias.
¿Juega la música un papel crucial en la película? Además de subrayar y acompañar ciertas situaciones, ¿tiene también una función narrativa?
Cada uno de los diez jóvenes cuenta con su propio espacio sónico, un lugar reconocible donde moverse, una libertad de ritmos, instrumentos contemporáneos y una cierta agitación electrónica. Tienen los pies plantados con firmeza en los sonidos actuales. El reto era factible, podía pasarse de la dimensión cotidiana al mundo de la fantasía, donde se evoca otro universo musical, mucho más melodramático. Los dos músicos encargados de la partitura trabajaron en ese choque con la complicidad de Rossini, Verdi y Puccini. Nos entusiasmó a todos confrontar la dureza acústica con olas melodiosas, el presente con el pasado. Como siempre, la música juega un papel importante en nuestra película.
Un comentario sobre los actores...
Todos sabemos que cuando un director habla bien de sus actores equivale a elogiarse a sí mismo y a la película indirectamente. Pero estamos muy agradecidos a los actores por ser tan creativos. Nunca habíamos dirigido a tantos actores y actrices en un plató. O quizá sería más correcto decir “tantas actrices y actores” porque las mujeres son definitivamente las protagonistas de esta película y son ellas las que mejoraron nuestra creatividad. Las siete chicas son las que deciden dejar atrás la apestada Florencia. Ya lo dice una: “Me voy, basta de contar a los muertos cada mañana, iré a las colinas, bajo el cielo abierto. Quiero respirar de nuevo”. También son las chicas las que deciden contar historias.
Gran parte del reparto está formado por actores conocidos y aplaudidos por el público, otros están a medio camino del estrellato y otros acaban de empezar. Cada uno hizo su contribución a los personajes con gran profesionalidad, alegría, preocupación y alguna rareza que otra. Esta película acercó a dos generaciones muy distantes, la suya y la nuestra. Fue un intercambio apasionado en el que todos dimos mucho y recibimos mucho.
En una amplia casa en el campo con una magnífica vista a un valle, diez jóvenes, hombres y mujeres, cuentan historias con un tema compartido, el amor. Un sentimiento que a veces puede parecer grotesco, otras dramático y casi siempre muy erótico. Con los espectaculares paisajes del Val d’Orcia, de Pienza y Montalcino como telón de fondo, las mujeres protagonizan esta película donde parece que han sido retratadas cinematográficamente por el pintor renacentista Masaccio. “Para nosotros, toda la película es femenina. Ellas deciden dejar la ciudad, ellas deciden contar historias basándose en la gracia y la imaginación, algo que nunca debe perderse”, dicen Paolo y Vittorio Taviani, que las plasman en una escena inolvidable entrando en el lago vestidas con blancas camisolas. ¿Y la moral de la historia? Ninguna; sencillamente “el amor es posible. Nada tiene un final. Y todo gracias a esas jóvenes que se entregan a su vida sentimental aunque se considere inmoral”.
Los protagonistas de la primera historia son Catalina (Vittoria Puccini) y Gentile (Riccardo Scamarcio). Catalina enferma y muere, abandonada por el marido al que ama, pero Gentile, que la adora de lejos, consigue hacerla revivir. “Nos esforzamos mucho en el primer plano del despertar de Catalina. Debíamos conseguir que la luz saliera literalmente de su mirada, porque es una historia de resurrección a través del amor”, dicen los hermanos Taviani, que no dudan en añadir: “El amor puede con la muerte. Boccaccio comunica un tremendo deseo de amor. El amor debe existir a toda costa. Hay una escena muy simbólica en la que el hombre que ama a Catalina, creyéndola muerta, se tumba a su lado, le abre la blusa y le acaricia el pecho como si estuviera viva”.
En cierto modo, el tema de la segunda historia es lo opuesto de la primera. Aquí se trata de Calandrino, un personaje oscuro y dudoso, al que da vida un casi irreconocible Kim Rossi Stuart. “Escogimos esta historia porque es algo que ocurre cada día”. La pregunta es la siguiente: ¿Qué haría un hombre actual si fuese tan tonto como Calandrino y se creyese invisible? “Se nos ocurrió un personaje que, tonto o no, al creerse invisible saca su lado más oscuro. Se convierte en un monstruo que intenta meter mano a las jovencitas y se hace aún más horrible cuando llega a su casa. Su mujer le ve y él se da cuenta de que no es invisible. La insulta y le pega una paliza. Es una referencia clara a lo que oímos y vemos cada día en las noticias acerca del maltrato en las familias”, dicen Paolo y Vittorio Taviani.
La tercera historia está protagonizada por Ghismunda (Kasia Smutniak), la hija del duque Tancredi (Lello Arena). Al morir su anciano marido, Ghismunda regresa a la casa de su padre, por el que siente un gran afecto, pero comete el error de enamorarse de un criado, el apuesto Guiscardo (Michele Riondino). Su padre ordena matar al joven. “Siempre nos han sorprendido tristemente las historias de amor contemporáneas que acaban mal por diferencias religiosas o sociales”, dicen los cineastas. Pero Ghismunda prefiere morir antes de quedarse con su padre, y pronuncia la famosa frase que también se encuentra en el texto original de Boccaccio: “He amado, y si en verdad he amado, seguiré amando de igual modo en la muerte”. Los hermanos Taviani creen que el amor va más allá de la muerte.
Es interesante notar que en la película se dio una enorme importancia al color, que cambia en cada episodio. En este concretamente, el tono violeta tiende a ensombrecerse a medida que avanza la historia.
El tono de la cuarta historia cambia del todo, vuelve a ser más liviano y humorístico. En un convento, una abadesa de moral estricta (Paola Cortellesi) descubre que la guapa sor Isabetta (Carolina Crescentini) ha invitado a un hombre a su celda. La abadesa Usimbalda riñe duramente a Isabetta. Sin embargo, no tardará en tener que dar marcha atrás y reconocer que ella también “es una pecadora porque el Señor nos ha hecho de carne”. En palabras de los hermanos Taviani, “Paola consigue ser cómica, cruel y malvada a la vez. Su gran cualidad consiste en pasar de ser una abadesa inflexible a una mujer que reconoce tener un amante y que invita a todas las hermanas a imitarla ‘aunque sea difícil, porque la naturaleza no nos ha hecho a todas iguales’”. Una vez más, se demuestra que el amor es libre y que no puede ser enjuiciado.
Y para terminar, los hermanos Taviani escogieron una de las historias más famosas del “El Decamerón”, la de Federico degli Alberighi (Josafat Vagni). Federico lo ha perdido todo por amor y también acaba sacrificando a su mejor amigo, su inseparable halcón, por su adorada Giovanna (Jasmine Trinca). “La muerte del halcón es la prueba del amor más exaltado porque, en realidad, mata a una parte de sí mismo por amor”, explican los hermanos Taviani. “Al descubrirlo, Giovanna se queda horrorizada, pero acaba entendiendo que Federico solo lo hizo por amor, y por primera vez le da la mano, en un delicado gesto que despierta la sensualidad. “Hay un momento de enojo y terror, pero comprende por qué lo ha hecho, y con su gesto se lo hace saber”.
La película se rodó en magníficos decorados naturales de la Toscana y el Lazio. De la Toscana vemos el castillo de Spedaletto y la torre Tarugi de Pienza; antiguos castillos de la región de Grosseto; el pueblecito de Badia a Settimo; la ciudad de Scandicci; el castillo Romitorio Montalcino y el palacio Nobili-Tarugi (atribuido a Antonio da Sangallo el viejo) de Montepulciano, y la villa La Sfacciata, que domina Florencia con una vista única. En el Lazio destacaremos el famoso castillo Odescalchi de Bassano Romano; el castillo Montecalvello, que mandó construir el rey lombardo Desiderio y al que dio fama el pintor Balthus en el siglo XX; la abadía Sant’Andrea de Fiumine, y la basílica de Sant’Elia.
Los hermanos Taviani vuelven a sumirnos en su constelación fílmica, una de las más bellas que el cine italiano nos ha dado.
AVOIR-ALIRE.COM
Los autores firman una película sensible, sirviéndose de un elenco de notables actores.
POSITIF
Una adaptación de cinco historias de “El Decamerón”, de Boccaccio, contadas con el fascinante talento narrativo de los hermanos Taviani.
LE DAUPHINÉ LIBÉRÉ
Una película maravillosa que nos aleja de las presiones actuales: un rayo de sol en un baño helado.
CULTUREBOX - FRANCE TÉLÉVISIONS
Pintoresca, magnífica, divertida.
LE NOUVEL OBSERVATEUR
Paolo y Vittorio Taviani nos traen un balón de oxígeno poeticofílmico. Una obra serena. Un prado verde, un oasis de amor en el oscuro caos del mundo actual carente de sentimientos.
CULTUROPOING.COM
Los Taviani se enfrentan al “Decamerón”. Poderosa. Pero lo asombroso de esta adaptación es la belleza formal de la película.
STUDIO CINÉ LIVE
Maravilloso de ver.
THE HOLLYWOOD REPORTER