Ganadora del Oscar a la Mejor Película de Animación.
Oso de oro: el premio gordo. En el último Festival de Berlín se concluyó el mayor premio con dos grandes ganadores: "Domingo Sangriento", un duro docudrama irlandés, y "El viaje de Chihiro": un filme de dibujos animados. ¿Cómo es posible? El misterio de esta contradicción aparente se aclara con un solo término: Ghibli.
Ghibli quiere decir "calidad", pero esto no es chino: es un hecho. Y además, es japonés. Porque Ghibli es el nombre de una productora mítica del Japón que se ha consagrado en apenas dos décadas de historia, gracias al cuidado atento y total que dedica a sus trabajos. La calidad es el gran principio de Ghilbi: todo se hace bien y a conciencia (y porque se quiere hacer). Y su fin no es otro que la animación: porque todos sus trabajos son, por cierto, de animación.
Este taller de películas nació el año 85 para filmar "Nausicaa of the Walley of Wind" , una excepcional obra de dibujos desgraciadamente inédita entre nosotros. Desde entonces, de Ghilbi han caído, lentamente (sin prisa pero sin pausa), un total de 13 producciones. Entre ellas, "Mi Vecino Totoro" (1988), "Porco Rosso" (1992) y "La Princesa Mononoke" (1997): su mayor éxito internacional, y para muchos una pieza de culto.
Es verdad: diversos trabajos de Ghilbi son obras de culto, y Ghilbi es como un templo, o al menos como un tesoro, porque sólo hay una como ella. Y no sólo en la industria japonesa: en todo el mundo. No hace series de animación ni productos de salida fácil: sólo películas de la máxima calidad. Y en cada películas se lo apuesta todo: también su futuro.
¿Y quién es Miyazaki? Él y su amigo inseparable, Isao Takahata, son el motor creativo, el corazón de esta empresa insobornable. Los dos han trabajado juntos durante más de 30 años, antes de fundar Ghibli, y ahora dedican su esfuerzo a dirigir cada proyecto del estudio y a enseñar su habilidad a un esforzado equipo de geniales dibujantes.
En esta ocasión, Miyazaky ha dirigido finalmente "El viaje de Chihiro" (2001). Después del cansancio causado por el agotador proceso de "La Princesa Mononoke", cuatro años atrás, se había dado a entender que este veterano autor (ya sexagenario) iba a optar por un descansado retiro. Pero no: aún aguanta. Y en esta ocasión, ha querido contarnos otro guión propio que mezcla la tradición, el folklore y la mitología del Japón para dejar que el dibujo invente mundos insospechados. El mismo equipo que trabajó "En la Princesa Mononoke" le ha ayudado en su empeño.
Su historia sigue el increíble viaje de una niña llamada Chihiro hacia un mundo fantástico, bello y peligroso. Semejante aventura empieza en un pueblecito, donde los padres de Chihiro recogen sus pertenencias y las apilan en un viejo coche, preparando su mudanza a otro barrio. De camino a su destino, el padre conduce por un túnel que estaba escondido más allá de los bosques y encuentra al otro lado un poblado rarísimo, que parece una mezcla curiosa de villa antigua japonesa y ciudad de western americano. Algo raro ocurre allí. Las plazas están desiertas. Nadie se ve. Chihiro tiene miedo. Sus padres se pasean curioseando por el lugar... ¡y entonces les sucede algo horrible! ¡Qué desgracia! Ahora Chihiro está sola, y ella es la única que puede ayudar a sus padres. Parece imposible: ella es muy pequeña, y tiene que hacer un viaje muy largo y terrible al mundo de los espíritus...