Mija vive con su nieto adolescente en una pequeña ciudad dormitorio cerca del río Han. Es una señora a la que le gusta llevar sombreros floreados y ropa elegante, pero también es una persona imprevisible llena de curiosidad. Se apunta por casualidad a un taller de “poesía” en un centro cultural de su barrio.
El primer paso que da en busca de inspiración poética es observar la vida diaria a su alrededor, en la que nunca se ha fijado. De pronto, una nueva energía se apodera de Mija, como si fuese una niña que acaba de descubrir la vida.
Pero cuando debe enfrentarse a una realidad mucho más dura de lo que jamás había imaginado, se da cuenta de que la vida no es tan maravillosa como creía.