Fatih Akin
Nació en Berlín, de padres turcos, en 1973. Estudió Ciencias Audiovisuales en la Escuela de Bellas Artes de Hamburgo y se licenció en 1995. Ese mismo año realizó su primer corto, “Sensin – du bist es!”, que ganó el Premio del Público en el Festival de Cortometrajes de Hamburgo. Al año siguiente rodó otro corto, “Getürkt”. En 1998 dirigió su primer largo, Corto y con filo, que ganó el Leopardo de Bronce en el Festival de Locarno y el Premio al Mejor Joven Realizador en el Festival de Baviera. En 2003 realizó Contra la pared, galardonada con el Oso de Oro del Festival de Berlín y elegida Mejor Película por los Premios del Cine Europeo y por la Academia de Cine Alemana.
AL OTRO LADO es su quinto largometraje.
Filmografía |
2007 |
Al Otro Lado
(Auf Der Anderen Seite) |
2005 |
Cruzando el Puente: Los Sonidos de Estambul
(documental) |
2003 |
Contra la Pared |
2002 |
Solino |
2001 |
Wir Haben Vergessen Zurückzukehren
(documental) |
2000 |
Im Juli |
1998 |
Corto y con Filo |
1997 |
Getürkt
(corto) |
1995 |
Sensin – Du Bist Es!
(corto) |
Entrevista
No hay que abandonar durante los cien primeros metros
Después de Contra la pared, una película en la que metí mucho de mí mismo, no sabía qué haría después. Era la primera vez que me pasaba. Hasta entonces, siempre había tenido claro a qué proyecto me lanzaría después de acabar el rodaje de una película. De golpe me encontré en una situación poco agradable, sin saber qué hacer. Lo más irónico fue que el gran éxito de Contra la pared lo empeoró aún más porque no me lo esperaba en absoluto. Era genial, pero el éxito no me puso las cosas más fáciles. Me bloqueé. Me sentía obligado a superar Contra la pared. Yo mismo quería ir más lejos desde el punto de vida artístico. Quería demostrarme a mí mismo que no había agotado mis posibilidades con la película. Tengo por costumbre usar metáforas deportivas y no paraba de decirme a mí mismo que no hay que abandonar la carrera en los primeros cien metros. Debía superar Contra la pared.
Cuando me convertí en padre
Cuando me convertí en padre, cambié mucho. Mi hijo nació en 2005. De la noche a la mañana sentí que debía ser más responsable y pensar en el futuro. Antes era más bien indolente. Gracias al nacimiento de mi hijo, olvidé la presión artística, lo que ha influido mucho en lo que escribo. También me ha ayudado mucho impartir clases en una Universidad de Hamburgo y compartir lo que sé con los alumnos. Fue un alivio rodar el documental Cruzando el puente: los sonidos de Estambul. Fue una auténtica terapia ir a Turquía y conocer a los cantantes y a los músicos.
Mis “deberes”
El cine ocupa un lugar considerable en mi vida, pero no es nada si lo comparo a temas como el nacimiento, el amor, la muerte. Decidí que para convertirme realmente en adulto, debía realizar tres películas. Algunos dirán una trilogía, pero, sea lo que sea, son tres películas indisociables, pues tratan del amor, de la muerte y del mal. Contra la pared habla del amor; AL OTRO LADO, de la muerte. Habla de la muerte en la medida que cada muerte es un nacimiento, ya que la muerte y el nacimiento abren caminos hacia otras dimensiones. Con AL OTRO LADO, tengo la sensación de haber entrado en una nueva dimensión, pero aún falta algo que será el núcleo de la tercera película, la que tratará del mal. Creo que es necesario llegar hasta el final. Pienso en esas tres películas como “deberes” que debo cumplir. Una vez hecho eso, podré pasar a otra cosa.
Me ha influenciado mucho El arte de amar, de Erich Fromm. Me fascinan las relaciones humanas. No me refiero solo a las relaciones entre hombres y mujeres, a las relaciones sexuales, sino entre padres e hijos, al conjunto de las relaciones. En mi opinión, si hay guerras en el mundo, se debe a que el hombre no ama bastante al prójimo. También pienso que la pereza engendra el mal; es más fácil odiar que querer.
El rodaje en Turquía
El rodaje empezó el 1 de mayo de 2006. Rodamos en Alemania – en Bremen y en Hamburgo – y en Turquía – en Estambul, en la costa del mar Negro y en Trabzon. El rodaje duró unas diez semanas. Turquía es un decorado imponente para cualquier realizador. Alemania lo es mucho menos. Tiene lugares muy atractivos e interesantes, pero cuesta mucho encontrarlos; a veces hay que crearlos. Al contrario, en Turquía hay una luz extraordinaria. Para mí, rodar en Estambul es tan interesante como rodar en Nueva York porque son dos ciudades muy atractivas y cosmopolitas, son dos megalópolis. Me gusta rodar ciudades quizá porque crecí en una metrópoli. Es el universo que mejor conozco. En AL OTRO LADO la ciudad es un personaje más. Lotte no habla turco y se pierde nada más llegar a Estambul.
Entre dos culturas
Mis orígenes son turcos y alemanes. Nací en Alemania, pero estoy dividido entre las dos culturas. Crecí en Europa, pero mis padres me inculcaron la cultura turca, que siempre ha ocupado un lugar importante en mi vida. De niño, iba a Turquía cada verano con mi familia. Ya que pertenezco a las dos culturas, me parece lógico que mis películas también muestren esa ambivalencia.
Una relación amor odio con Turquía
Tengo una relación de amor y odio muy compleja con Turquía. No me interesé por ese país hasta el fin de mi carrera universitaria en 1995. Hasta 1996 no decidí rodar allí un corto, “Getürkt”. Entonces descubrí otra faceta de Turquía y el país empezó a fascinarme. Cuanto más ruedo en Turquía, más intento entender el país, y cuanto más lo entiendo, más me entristezco. Odio la política y el nacionalismo, lo que pasa allí ahora... La historia se repite. Vuelven a cometer los mismos errores.
La burocracia turca
La imagen de la burocracia turca en AL OTRO LADO no es severa, es kafkiana. No es una crítica, sino una realidad que no necesita comentario. En la película, cuando detienen al activista delante de Ayten, la muchedumbre delirante rompe en aplausos. Pero lo peor es que ocurrió exactamente lo mismo durante los ensayos: los figurantes empezaron a aplaudir espontáneamente. Solo ocurre cuando se considera que el detenido es un enemigo del Estado.
Un número incalculable de banderas turcas
Se ven muchas banderas turcas en AL OTRO LADO. Merece la pena intentar contarlas. Supongo que para los nacionalistas esto demuestra mi amor por Turquía, pero no añadimos una sola bandera. Ya estaban todas. No cambiamos los decorados naturales, se rodaron tal como estaban. Quizá haya exagerado un poco, pero las banderas turcas abundan.
La inteligencia es sexy
Creo que la inteligencia es sexy, por eso decidí que Nejat sería profesor. Además un profesor de alemán de origen turco zarandeó algunos prejuicios que siguen existiendo en Alemania. De hecho, los turcos tienen un papel clave en Alemania en el campo cultural, político y científico. No se limitan a la prostitución. Para Yeter, la educación es tan importante que acepta prostituirse para pagar los estudios universitarios de su hija. Nejat se ve reflejado en esa sed de conocimiento.
Los estudios pueden salvar el mundo
El nivel de alfabetización y los estudios tienen un papel fundamental en AL OTRO LADO. Un libro simboliza el conflicto entre Nejat y su padre. El problema era qué libro escoger. Fue una decisión difícil. No quería Siddharta, ni El hobbit, ni nada abiertamente simbólico. Decidí hacerle publicidad a un amigo que había escrito un libro genial. Por eso escogí Die Tochter des Schmieds (La hija del herrero), de Selim Ozdogan. En la película, la lectura se convierte en un elemento clave. La lectura simboliza los estudios, y solo la educación salvará el planeta.
Hanna y Tuncel
Imaginé a una madre alemana que llega a Estambul para encontrar a su hija desaparecida. Pensé en Hanna Schygulla muy al principio. La conocí en Belgrado en 2004 y me hechizó. Entonces decidí que trabajaría con ella. Algunos periodistas alemanes me han comparado a Fassbinder, pero no estoy de acuerdo. Vengo de la calle, no del teatro. Me siento más cercano a Yilmaz Güney, un artista que se rebeló contra las convenciones. Fassbinder fue para Hanna lo que Güney fue para Tuncel Kurtiz, en quien también pensé enseguida para AL OTRO LADO. Pero mi objetivo no era utilizarlos como iconos del cine de Fassbinder y de Güney. Además, habría sido pretencioso por mi parte intentar dirigirlos como ya lo habían hecho otros realizadores. No quería que el trabajo de dirección de actores sufriera. Mi trabajo es contar historias.
La pasión es sexy
Cuando una persona lucha apasionadamente por una causa, se vuelve sexy. Necesitaba a un personaje sexy para la película. Ayten es una mujer instintiva, conoce el mundo de la calle, es atractiva. Al principio, la actriz Nurgül Yesilçay se sentía totalmente desfasada en relación con la cultura política de su personaje, pero cuando por fin aceptó el papel, se entregó del todo. Me quedé asombrado ante el profundo conocimiento que tenía del personaje. Conozco a muchas mujeres como Ayten, y Nurgül no se les parece en nada. Ayten es como mi alter ego femenino. Tiene una idea, y un instante después se sorprende a sí misma porque ya ha cambiado de idea.
¿Soy una persona políticamente comprometida?
Me gustaría cambiar el mundo, pero, ¿me convierte eso en una persona políticamente comprometida? La película quiere cambiar el mundo, pero, ¿la convierte eso en una película políticamente comprometida? Me parece más filosófica a pesar de que creo que, hoy en día, todo es político. En la época actual no se puede separar la vida de la política y del arte. Tengo ideales, pero puedo cambiar de opinión mañana, y me esfuerzo en no ser dogmático. Sea cual sea la creencia de las personas, religiosa o política, todo tiene límites, todo sigue un camino. Quería hacer una película que fuera a contrapelo de la anterior. He intentado realizar la película con cierto distanciamiento, poniéndome en el lugar de un espectador. Pero no es posible. El intelecto no siempre decide. Hay otra parte de mí en la película, una mucho más irracional, que surge del corazón.
Alemania y Turquía
Como alemanas, Susanne y Lotte representan la Unión Europea, mientras que Ayten y Yeter representan Turquía. Todo lo que ocurre entre ellos en AL OTRO LADO simboliza las relaciones entre los dos sistemas políticos. Me divirtió la discusión entre Susanne y Ayten sobre la Unión Europea, pero mi opinión no cuenta. Para la escena me inspiré en muchas conversaciones que había oído a mi alrededor. La alemana Susanne y la turca Ayten se dan cuenta de que su percepción del mundo ha cambiado radicalmente. En la secuencia de la librería en la que se abrazan, descubrí un pequeño detalle durante el montaje. Se ven dos banderitas cerca de las dos mujeres, una turca y otra alemana. Las había colocado mi colaborador y amigo Andreas Theil, que falleció durante la última semana del rodaje. Tiene un significado. Quizá también sea una película acerca de las relaciones entre los dos países.