Ulrich Seidl, el poco convencional realizador austríaco que ya nos ofreció Good News, Días perros e Import Export, tenía pensado rodar una película titulada Paraíso. Después de cuatro años de trabajo y unas ochenta horas filmadas, decidió hacer una trilogía, tres películas que cuentan la historia de tres mujeres de una misma familia.
La trilogía se llama Paraíso, ¿por qué escogió este título?
El paraíso es la promesa de una felicidad eterna. Mucha gente asocia la palabra al sol, el mar, la libertad, el amor y el sexo. De hecho, la industria turística explota el término en este sentido. El título de la trilogía corresponde a las tres historias acerca de tres mujeres que intentan hacer realidad sus sueños y satisfacer sus pasiones.
¿Por qué tres películas dedicadas a tres mujeres?
Porque, al contrario de lo que se dice de mí, me gusta filmar a las mujeres. La trilogía se desarrolló desde varios puntos de partida, sobre todo de las ganas que tenía de rodar una película dedicada a las mujeres de más de cincuenta años, y del interés que sentía por el turismo masivo. Mi esposa Veronika Franz y yo habíamos desarrollado un guión en el que se contaban las vacaciones de seis occidentales en países del Tercer Mundo y donde ya se incluía el turismo sexual.
Luego, el guión se convirtió en la historia de dos hermanas y de la hija de una de ellas. Cada una de estas tres mujeres busca a un hombre, pero ellas no encajan en los criterios de belleza habituales. Y, usando los términos de Houellebecq o de Jelinek, puede decirse que las tres están desvalorizadas en el mercado actual.
¿Cuáles son los factores determinantes que llevaron a la “explosión” de la película en una trilogía?
Nuestros guiones no son guiones al uso. Describimos las escenas detalladamente, pero concebimos las historias como novelas cortas, no hay nada que las una. No encajan hasta que llegamos a la sala de montaje. Corresponde a mi método de trabajo: parto del principio de que realizar una película no es limitarse a seguir un guión, sino tener en cuenta sobre todo las localizaciones y los acontecimientos que surgen durante un día de rodaje. También intento filmar lo más cronológicamente posible y estar abierto a cualquier modificación o idea nueva.
Asimismo, intento imponerme un nuevo objetivo cuando empiezo una película. Con Paraíso, siempre tuve la idea de filmar las tres historias de manera que pudieran existir independientemente si hiciera falta. Al disponer de 80 horas rodadas, hemos dedicado un año y medio al montaje y realizado numerosas versiones para conectar las tres historias. Funcionaba muy bien en ciertos aspectos, pero acabó siendo una película enorme de más de cinco horas de duración. No era la solución ideal, ya que en vez de enriquecerse mutuamente, las tres historias perdían impacto al estar juntas. Acabamos por ver que la mejor solución, desde el punto de vista artístico, era hacer una trilogía. Pero no fue nada fácil.
El principio básico del método es el siguiente: rodar una película de ficción como si se tratase de un documental para integrar instantes reales, el efecto sorpresa y lo imprevisto en los elementos ficticios.
No se utiliza un guión al uso: las diversas escenas están descritas con detalle, pero carecen de diálogos. El guión se modifica y enriquece constantemente durante el rodaje. Al respecto, Ulrich Seidl dice: “Realizar una película es un proceso que tiene en cuenta los resultados de cada día de rodaje”.
El reparto está compuesto por actores profesionales y no profesionales. Idealmente, los papeles se distribuyen de forma que el espectador no vea la diferencia.
Durante el rodaje, los actores trabajan sin guión.
Los diálogos y las escenas se improvisan con los actores.
El rodaje se hace cronológicamente, permitiendo el desarrollo de la acción y manteniendo todas las opciones abiertas para el final de la película.
Se rueda en el lugar donde transcurre la acción.
Solo hay música si forma parte íntegra de la escena.
El principio de “método abierto” aplicado durante el rodaje también es válido para el montaje. Se reescribe la película en la sala de montaje mientras se evalúan y descartan tomas. El montaje es necesariamente largo para distinguir lo posible de lo imposible. En el caso de Paraíso, un largometraje se ha convertido en una trilogía, tres películas independientes que se completan.
Las películas de Ulrich Seidl, además de las escenas de ficción, también incluyen “cuadros”, tomas con un encuadre fijo en las que los actores miran directamente a cámara. Presente desde su primer cortometraje, One Forty (1980), el principio del cuadro Seidl ha hecho escuela y ha sido usado por otros directores de ficción y documentalistas. Ulrich Seidl rueda numerosos “cuadros” para cada una de sus películas, aunque no siempre los utilice en la versión final. “Un día de estos haré una película con todos los cuadros que no he usado hasta ahora”, dice el director.