Entrevista con
Sergi López
¿Cuál fue su reacción cuando Catherine Corsini le dio el guión de PARTIR?
En cuanto lo leí, tuve ganas de hacer la película. No sigo una estrategia precisa, no pienso en qué papeles debo hacer, con qué películas debo seguir, pero necesito que la historia me capte, tener ganas de contarla, y en este caso fue inmediato. Hay algo esencial, muy simple, que gira en torno a preguntas fundamentales: ¿Qué es el amor? ¿Qué es la pasión? ¿Qué hace que nos enamoremos? ¿Cómo vivimos la eterna dicotomía entre el dolor y el amor? Porque siempre se sueña con estar enamorado a pesar de saber que podemos sufrir. ¿Hasta dónde se puede llegar por amor? ¿Qué nos hace perder la cabeza? ¿Qué es esa tremenda energía que empuja a un hombre y a una mujer a amarse? Todo eso está en la loca carrera que emprende el personaje de Kristin.
¿Cómo definiría a su personaje?
Como alguien que ha tenido bastantes experiencias, pero que sigue dispuesto a perder la cabeza y a enamorarse. Creo que en el fondo, es alguien a quien le gusta amar. Es generoso. Y aunque se da cuenta de que van demasiado lejos, no lo duda, se entrega a fondo. En su relación con Suzanne, es el más lúcido. Incluso cuando ve que todo está perdido, no se echa atrás. Está dispuesto a morir por ella. Es la mayor prueba de amor que puede darle. Lo arriesgará todo para seguir con la mujer que está loca por él, casi en sentido literal.
¿Había escenas que le daban más miedo que otras?
Como siempre, las escenas de amor, sobre todo en una historia como esta, en la que el deseo y el placer tienen un papel importante, en la que es esencial estar cerca de los cuerpos, de la carne, de la piel… El miedo aumenta según la importancia. Siempre hay cierta aprensión porque las escenas deben ser creíbles y todos tenemos un cierto pudor, una cierta timidez. En mi caso, como soy simpático y parezco extrovertido, nadie cree que soy tímido y púdico. Pero le aseguro que no me gusta enseñar el cuerpo, no me siento nada cómodo.
Pero ya debería estar acostumbrado. No es la primera vez que se le filma como objeto de deseo.
Claro, me parece genial que me filmen como un objeto de deseo. (Ríe) Pero me cuesta mucho entenderlo, sobre todo cuando me miro al espejo. Aunque sobre gustos no hay nada escrito. Mejor dicho, y eso mismo demuestra la película, el deseo sexual es imprevisible, no tiene reglas. No depende de la reflexión ni de la estética, sino de algo más profundo, casi animal. A menudo he debido enfrentarme a aprensiones de este tipo, no solo por tener que desnudarme o interpretar escenas de amor, sino cuando debo llorar o mentir. Soy incapaz de hacerlo en la vida diaria, pero he aprendido a hacerlo en el cine. Yo no importo, importa la historia, la película.
¿Qué es lo mejor de Catherine Corsini como realizadora?
Es apasionada y pasional. Me gusta que la directora esté totalmente metida en la historia que quiere contar, que no sea una película más para ella, no podía encontrar a nadie mejor que ella. Nos llevamos muy bien. Me gusta como mujer, como realizadora. Es una persona sensual, y se basa más en el instinto que en la reflexión. Escucha mucho. Cuando interpretamos, todos esperamos encontrar algo que nos hable desde lo más profundo, ella la primera. Espera que la sorprendamos, que ocurra algo, y si no ocurre nada, se da cuenta inmediatamente y se esfuerza en conseguirlo. Me parece una persona muy romántica con una vertiente punkie.
¿Y lo mejor de Kristin Scott Thomas?
Es una actriz profunda. Vibra. Literalmente. Incluso se nota que tiembla, es conmovedor. El papel la posee, pero es capaz de administrar a su personaje desde dentro. No tiene barreras, siempre se entrega a fondo. Con ella, se interpreta de verdad. Se intercambia, se comparte… También pasa con Yvan. No le conocía, pero fue un placer trabajar con él aunque solo tenemos una escena juntos. Tanto en el plató como fuera, nos reímos mucho los dos. Es muy francés y me gusta mucho la forma en que se apodera de su personaje a través del cuerpo.
Es una película francesa, pero interpreta a un catalán que, en un momento dado, vuelve a su país de origen.
Creo que ayuda a la verosimilitud de la historia, añade profundidad a la película… Me gustó mucho. Volví a disfrutar del idioma, de los paisajes, del mar…