Cécile Telerman

Es una crónica costumbrista acerca de las relaciones entre mujeres y hombres en un medio urbano.

Se trata de una película coral, construida alrededor de tres amigas de la infancia, Marie, Juliette y Florence, cuyo recorrido por la vida ha estado sembrado de hombres de perfiles muy diferentes.

He querido contar la sensación de menosprecio hacia sí mismas que sienten ciertas mujeres de mi generación (quizá debería decir “muchas” en vez de “ciertas”) que se mueven en un medio socio-económico-cultural bastante elevado y que, a pesar de tener mucho a su favor, se enfrentan a enormes dificultades a la hora de escoger correctamente en los diferentes ámbitos de la vida. Me refiero a darse cuenta de lo que está bien para ellas, de cómo ser felices; en otras palabras, les cuesta hacer caso a sus deseos. Nunca encuentran la persona ideal, el trabajo ideal, el sitio ideal, el piso ideal. Además, están convencidas de que si fueran de otro modo (más bonitas, más delgadas, más inteligentes, menos aquello, más lo otro), probablemente serían felices, de que si fueran más amables, las querrían más. Para cortar de raíz ese sentimiento de desvalorización, algunas se hacen con el poder (Marie), otras prefieren someterse (Florence) y otras rompen y destruyen (Juliette).

CÉCILE TELERMAN


¿Qué había hecho antes de esta película?
Nací en Bélgica, pero me mudé a París hace quince años. Tuve un comienzo algo rígido. Empecé trabajando en el servicio jurídico de la Sociedad de Autores. Desde allí, me fui a la distribuidora Sagittaire Films, en la que ocupé el puesto de directora administrativa y financiera. Al mismo tiempo, fundé una productora con una amiga de la infancia que hace documentales. Un buen día, me harté de mirar cómo los demás hacían cosas creativas y me lancé. Reconozco que mi experiencia profesional me ha sido muy útil, sobre todo a la hora de dirigir. Me ha servido para organizar el trabajo y gestionar las relaciones entre la gente.

¿ Qué la empujó a escribir guiones?
Estudié una carrera que no me gustaba. Siempre he intentado reconciliarme con lo que quiero hacer. Cuando me licencié en Derecho, intenté ir hacia la creación y me ocupé de los autores durante cinco años. Pero me limitaba a observar cómo los demás hacían cosas que me parecían apasionantes. Empecé a escribir mientras trabajaba en la Sociedad de Autores, pero al estar sola con mi hija, tampoco tenía mucho tiempo. Cuando dejé Sagittaire, me otorgué un cierto tiempo para probar suerte.

¿ De dónde surge la idea de la película?
Fue hace unos diez años. Estaba rodeada de amigas con las que sólo hablábamos de hombres y de nuestros problemas con los hombres. De hecho, no se habla de otra cosa. Nos pasamos la vida analizando por qué funciona y, sobre todo, por qué no funciona, el tipo de hombres que nos gusta, lo que les reprochamos. Me di cuenta de que las mujeres de mi entorno, la clase media urbana, estaban muy bajas de autoestima. Todas las que me rodeaban estaban convencidas de no dar la talla. Esperaban algo de los hombres directamente proporcional a sus supuestas carencias.

¿ Quiénes son las tres protagonistas?
Cada una encarna una faceta distinta. En cierto modo, Marie está con un hombre al que puede dominar: “Si traigo dinero a casa, si me encargo de todo y soy perfecta, nunca podrá dejarme”. Florence representa la sumisión: “Si me fundo en el deseo del otro, me querrá”. Pero tampoco funciona. En cuanto a Juliette, se las arregla para fracasar y así evitar las desilusiones: “Ya te dije que no funcionaría”. Es una actitud que limita mucho.

¿No teme que le hagan reproches por no tratar bien a los hombres en la historia?
No, los hombres de esta película son la consecuencia de la elección realizada por las mujeres. Es un reflejo, todo está al 50%. Al fin y al cabo, el fracaso, igual que el éxito, es cosa de dos. Cada personaje masculino se defiende diciendo un par de verdades a la mujer con la que está. Por ejemplo, es verdad que Julien (Thierry Neuvic) no es simpático, pero se defiende arguyendo que su mujer nunca está satisfecha, que no se gusta a sí misma, creando una imagen poco favorable del hombre con el que vive. Intenta resarcirse comportándose así, pero ella nunca se lo reprocha. No me parece que los hombres salgan tan desfavorecidos. Las mujeres tampoco salen muy bien paradas. No son vacas sagradas de las que nadie puede burlarse.

En la película, algunos hombres sólo piensan en el trabajo, otros parecen unos cobardes.
Es verdad, pero no todos. Por ejemplo, no pasa con el banquero Simon (Pascal Elbé) ni con Pierre (Mathias Mlekuz), que no se atreve a tener éxito, al igual que Juliette, pero que consigue cambiar. Es posible que algunos hombres estén algo caricaturizados en la primera parte de la película, pero los hay así, les he conocido. De hecho, creo que trato bien a los hombres en la película, no les miro con malos ojos.

Cuando escribió el guión, ¿intentó mantener un equilibrio entre las historias de las tres protagonistas?
Tenía a una sola protagonista en mente, a Juliette, porque es la que más obstáculos interiores tiene. Las otras dos tienen pareja con los conflictos que eso implica, pero Juliette está sola, ella es su principal obstáculo. Por eso se convierte en la locomotora de la historia. Al mismo tiempo, tampoco quería que las otras dos fueran meros pretextos. Cuando se cuenta la historia de tres amigas de la infancia, no puede haber una que aplaste a las otras dos. Mathilde Seigner dice que escribió el papel de Juliette para ella.

De hecho, cuando empecé a escribir el guión, no tenía a ninguna actriz en mente, pero un día vi a Mathilde Seigner en una película y pensé: “Es ella”. Sabía exactamente por qué y no quería a otra para interpretar a Juliette. Se dio cuenta y aceptó. Mathilde es Juliette. Tiene el valor de ir por delante, de no aceptar los términos medios. Al igual que Juliette, Mathilde no manipula, es generosa y tiene una gran dosis de humor.

¿ Cómo escogió a Anne Parillaud y a Judith Godrèche?
Enseguida pensé en Anne para el papel de Florence. Tiene la duplicidad de ser a la vez muy frágil y de no serlo en absoluto. También es un poco introvertida, lo que correspondía con el personaje. Tiene un fuerte instinto de supervivencia, si tiene que salir de una situación peligrosa, lo hace con fuerza, con violencia. Al menos, eso es lo que se desprende de los papeles que suele interpretar. Pero en la vida real, Anne es muy divertida, tiene mucho humor y es una gran compañera, cualidades que nunca han sido explotadas en la gran pantalla. Se la imagina trágica, complicada. Al principio, el papel de Florence le asustaba un poco, le daba miedo lanzarse a un terreno desconocido, pero trabajó muchísimo.
Para el papel de Marie no había pensado en Judith porque otra actriz ya había dicho que sí. Cuando hablé con ella por primera vez, le sedujo la idea del trío. En el guión, Marie era el papel menos estelar, pero Judith tuvo la inteligencia de ver el conjunto del proyecto y no sólo su papel. Luego, cuando llegó al plató, se hizo con el personaje con una facilidad impresionante, convirtiéndolo en algo magnífico.

¿Qué hizo para convencer a las actrices?
Se reunieron en mi casa y Mathilde impuso el tono. Cuando acepta un proyecto, se entrega completamente. Es generosa, solidaria, su actitud me ayudó mucho. Cuando una actriz como ella apoya a la realizadora, todo el mundo está de acuerdo. Además, conozco a Yann Gilbert, el productor, desde hace 15 años. Somos amigos y me apoyó mucho durante toda esta aventura. Me sentí protegida, sostenida, lo que fue una gran ayuda para que todo se desarrollara sin grandes sobresaltos.

Tres actrices en un plató... No debía ser fácil.
Mathilde no es competitiva, no entiende la rivalidad. Le da igual quién sea la mejor, la más guapa y la más inteligente. Consigue que a todas les pase lo mismo. De todas formas, tanto las actrices como los actores me hicieron un auténtico regalo implicándose de ese modo.

Hablemos un poco de los actores.
Lo pasé muy bien con el casting de los papeles masculinos. Habíamos escogido a las actrices y ya no tenía ninguna presión financiera, podía disfrutar de una libertad artística. Además, nunca había hecho un casting y lo pasé realmente bien. Escogí a los actores sin tener en cuenta su pasado ni su celebridad. Pascal Elbé es el más famoso de los tres y me gusta mucho, tiene un no sé qué de Cary Grant. Me parece genial. No conocía a Pierre Cassignard, pero me conquistó durante las pruebas. Es cariñoso, tiene mucho humor. Había visto a Mathias Mlekuz en “Nuestros adorables niños” y estaba decidida a tenerle. En cuanto a Thierry Neuvic, despide una tremenda fuerza emocional. El personaje que interpreta no es nada simpático, pero supo
imprimirle una gran fuerza y conseguir que la escena de la ruptura sea particularmente conmovedora. Creo que los actores interpretaron sus personajes insuflándoles mucho realismo.

¿Le angustiaba la idea de colocarse detrás de la cámara?
¡ Desde luego! Estaba preocupada por dos cosas, el encuadre y los actores. No tenía ni idea del encuadre y tuve que aprender. Estuve trabajando seis meses con Muriel Edelstein, que ha hecho varias películas con Robert Alazraki. Juntas hemos visto películas, cortado el guión. Le hacía preguntas. Construí mi universo visual con ella. Dado el nivel de los actores, no podía llegar al plató y preguntarme dónde iba a colocar la cámara. Me alegro mucho de haber realizado este trabajo con ella, aunque luego no haya respetado al pie de la letra la planificación. Sabía que si me perdía, tenía una base a la que agarrarme. Nunca tuve problemas con los actores.

Ha concedido una gran importancia a la luz.
Me parece normal. Cuando se ve una película y las mujeres son guapas sin ser estereotipos o ir muy arregladas, es agradable, se disfruta. En muchas películas las actrices no sonríen porque, al parecer, es más natural poner caras largas y no maquillarse por la mañana. Quería que las actrices fueran naturales. Matthieu lo entendió y escogió una luz suave para realzarlas.

¿ Con qué se queda de esta primera aventura como realizadora?
Ha sido una aventura maravillosa. Lo pasé realmente bien a pesar del cansancio y del estrés. Aprendí muchas cosas en muy poco tiempo. Me sorprendió la capacidad de los técnicos, siempre poniendo la película por delante, siempre queriendo sacar lo mejor. Alguna vez llegué a decir: “No pasa nada, sigamos”, pero se empeñaban.

¿ Cree que es una película para las mujeres más que para los hombres?
Es una película hecha por una mujer con mujeres que hablan de sus relaciones con los hombres. Está claro que las mujeres se identificarán con las protagonistas, pero irán al cine con los hombres.

¿ Cuáles son sus directores preferidos?
Me gusta George Cukor, Billy Wilder y Woody Allen. En Francia, Claude Sautet, Agnès Jaoui y Jean-Pierre Bacri.
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