FICHA ARTÍSTICA |
Magdalena |
EMILY RÍOS |
Carlos |
JESSE GARCÍA |
Tío Tomás |
CHALO GONZÁLEZ |
Herman |
J.R CRUZ |
María |
ARACELI GUZMÁN-RICO |
Ernesto |
JESÚS CASTAÑOS-CHIMA |
James |
JASON L. WOOD |
Gary |
DAVID W. ROSS |
Eileen |
ALICIA SIXTOS |
Tía Silvia |
CARMEN AGUIRRE |
Jessica |
LISETTE ÁVILA |
Tío Walter |
JOHNNY CHÁVEZ |
Tía Candy |
MARGARITA LUGO |
Tía Isabella |
ALICIA FLAMENCO |
Tía Sandra |
BERTHA FLAMENCO |
Hermano Magdalena |
JASIEL FLAMENCO |
Jasmine |
ARIS TAYLOR |
Wendy |
REBECCA LÓPEZ |
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FICHA TÉCNICA |
Directores y guionistas |
RICHARD GLATZER & WASH WESTMORELAND |
Productora |
ANNE CLEMENTS |
Productores ejecutivos |
TODD HAYNES
NICHOLAS T. BOYIAS
MIHAIL KOULAKIS
AVI RACCAH |
Director de producción y Supervisor musical |
SHAUN YOUNG |
Productor asociado |
J. EVAN SHAPIRO |
Director de fotografía |
ERIC STEELBERG |
Montaje |
ROBIN KATZ
CLAY ZIMMERMAN |
Vestuario |
JESSICA FLAHERTY
ANDREW SALAZAR |
Decorados |
DENISE HUDSON
JONAH MARKOWITZ |
Reparto |
JASON L. WOOD |
Música |
MICKO y VICTOR BOCK |
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EEUU - 2005 - 90’ - Color - 35mm
Inglés/castellano - 1:1.85 - Dolby Sr/Srd |
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TODD HAYNES (Productor ejecutivo)
Es uno de los hombres más respetados de la industria. En 1992 ganó el Gran Premio del Jurado del Festival de Sundance y sacó de quicio a la América más conservadora con la película «Veneno». Sus dos siguientes películas, «Safe» y «Velvet Goldmine», le consagraron internacionalmente. En 2002 dirigió «Lejos del cielo», nominada a cuatro Oscar y por la que la Crítica de Nueva York le otorgó el Premio al Mejor Director. «QUINCEAÑERA» supone su debut como productor ejecutivo.
ERIC STEELBERG (Director de fotografía)
Nació en Los Ángeles y empezó rodando en blanco y negro. Rodó su primer corto, ganador de varios premios internacionales, cuando tenía 16 años. Prefirió la Universidad a la Escuela de Cine y se ocupó de la fotografía de varios cortos mientras acababa sus estudios. Sus cortos han sido invitados a más de 40 festivales internacionales y a casi todos los festivales estadounidenses.
El 1 de enero de 2005 Richard y Wash decidieron rodar «QUINCEAÑERA». Al cabo de dos semanas, bastó con un apretón de manos con Nick Boyias, uno de los productores ejecutivos, para sellar la financiación. Escribieron el guión en tres semanas durante el mes de febrero. El rodaje duró 18 días y transcurrió durante el mes de abril. En septiembre de 2005 la película estaba terminada. Claramente, una serie de personas y de circunstancias se pusieron de acuerdo para que fuera posible.
La película nació en el barrio que describe. Los dos realizadores se mudaron a Echo Park, Los Ángeles, en 2001 y querían que la película capturase el espíritu del lugar. Su intención era rodar en las casas de sus vecinos con un reparto compuesto por gente del barrio y actores en ciernes, en vez de actores profesionales. El objetivo era conseguir que el propio barrio se convirtiese en un personaje de la película.
Además de escribir el guión y asistir a las pruebas, los cineastas tuvieron que ponerse en contacto con grupos de teatro no profesionales, escuelas y organizaciones comunitarias.
Se escogió a muchos actores no profesionales, como Alicia Flamenco (tía Isabella), una asistenta y vieja amiga de los realizadores, que demostró tener un don natural delante de la cámara. Además, trajo a toda la familia, su hija Marlene (hace de joven madre), su nieto Jasiel (el hermano de Magdalena), su hermana Bertha (tía Sandra) y su sobrina Mercia García.
Mercia, que acababa de celebrar su Quinceañera, fue nombrada asesora oficial para la celebración. Consiguió vídeos, vestidos, miles de flores falsas y un nutrido grupo de amigas que harían de corte durante la celebración de la Quinceañera. El entusiasmo que demostraron estas jóvenes fue increíble. Se convirtieron en el motor de la película; coreografiaron los valses, improvisaron escenas y no dejaron de bailar reggaetón durante la comida.
Una semana antes de empezar el rodaje, varios papeles clave seguían sin ser adjudicados. Ya no se trataba de buscar adolescentes, sino adultos y además con tablas. Gracias a sus contactos en la comunidad, los cineastas tuvieron la suerte de encontrar a Jesús Castaños Chima (Ernesto) y a la actriz y guionista Carmen Aguirre (Silvia), afincada en Vancouver. Solo faltaba un actor para interpretar a uno de los miembros de la pareja gay anglosajona. Ya se habían dado cuenta de que el jefe de reparto, Jason Wood, actuaba de maravilla, de hecho bastante mejor que muchos de los actores que iban a las pruebas. Hizo falta mucha persuasión, pero consiguieron convencerle para interpretar un papel. El reparto estaba completo.
La gente que vive en Hollywood sabe que no debe prestar su casa a una producción independiente. Por suerte, los habitantes de Echo Park todavía creen en la famosa frase de “Solo serán unas pocas horas”. El equipo dependió mucho de la buena voluntad de los vecinos, que casi sin excepción abrieron sus puertas, fueron empujados y echados mientras el equipo se instalaba en sus cocinas. Solo en Waterloo Street, una pequeña calle sin salida que se llenó de camiones, había cuatro decorados (incluida la casa de los directores). Si se necesitaba un figurante, bastaba con pedírselo a un vecino.
Para toda la película - decorados, fotografía, vestuario –, la única referencia fue siempre Echo Park. En vez de buscar en revistas o ver películas para encontrar ideas, los diseñadores de vestuario se sentaban en un banco en la esquina de Sunset con Alvarado para ver pasar a la gente, sacando una foto discreta de vez en cuando. Para los decoradores el reto principal no fue sintetizar un mundo, sino trasladar ese mundo a la pantalla. Casi todo el rodaje se realizó cámara en mano, pero en ningún momento la fotografía quita protagonismo al realismo de la película. Todos los departamentos tuvieron mucho cuidado en ver qué había, qué debía cambiarse y que debía dejarse.
Muchos actores tenían menos de dieciséis años, y la productora Anne Clements no tardó en convertirse en experta en leyes laborales infantiles de California. Emily Ríos, la protagonista de la película, solo tenía quince años entonces, lo que era fantástico para el realismo, pero francamente malo para los horarios de rodaje. El tope legal son seis horas con tres horas de clases. Dado que el personaje de Emily sale en casi todas las escenas, el horario se redujo bastante. No era legalmente posible mantener viva la leyenda del día de rodaje de 18 horas de las películas independientes.
La escena más complicada de rodar fue la celebración de la Quinceañera. Hacían falta mariachis en vivo, valses perfectamente coreografiados, una pelea y más de cien extras. Era difícil encontrar el decorado y además amenazaba con llover. Los realizadores estaban estresados y el equipo, agotado. Pero llegó el día y ocurrió un pequeño milagro: empezó a llegar gente. Todo transcurrió casi como en una auténtica Quinceañera.
Por muy positivo que sea el resultado final, el rodaje puede ser un verdadero infierno. Con «QUINCEAÑERA», los cineastas se sienten muy afortunados porque ha sido todo lo contrario. Rodar esta película les ha ayudado a conocer aún mejor el barrio en el que viven y a rendir un sincero homenaje a todo el vecindario.