Empezó su carrera profesional como directora de reparto y primera ayudante de dirección. ¿De qué le ha servido su experiencia para esta primera película como realizadora?
He tenido la suerte de trabajar con directores de mucho talento, como Lucrecia Martel, Jorge Gaggero, Alejandro Agresti, Pablo Trapero, Ariel Rotter, Verónica Chen, Marco Bechis… Como primera ayudante de dirección, estaba muy próxima a ellos y participaba en todo el proceso. Fueron experiencias maravillosas que me ayudaron mucho a la hora de dirigir mi primera película.
Trabajando con Lucrecia Martel, siempre intentábamos encontrar el mejor punto de vista para la historia. Aprendí la importancia de filmar desde un punto de vista claro.
¿Hay algún paralelismo entre hacer un rompecabezas y una película?
Claro. Hacer un rompecabezas es juntar muchas piececitas para crear una imagen total. Escribir y rodar una película es exactamente lo mismo, pero con un puzzle de un millón de piezas.
Para hacer un rompecabezas hay que tener en cuenta hasta la pieza más pequeña, fijarse en la forma, los colores, las peculiaridades. Solo así puede verse cómo conectan las piezas. Lo mismo pasa con los actores, las tomas, las escenas, el atrezo, los decorados, el vestuario, el sonido, las voces, los colores, la luz… Hay que estar al tanto de cada elemento y jugar con ellos. Pero para jugar correctamente, se debe tener en cuenta cada pieza por separado y unirlas con sumo cuidado.
Gabriel Goity, María Onetto, Arturo Goetz: tres conocidos actores argentinos. ¿Por qué los escogió? ¿Había trabajado con ellos antes?
Me gustan los actores impredecibles. No abundan: deben ser valientes y estar dispuestos a arriesgar mucho. También me gustan los actores a los que se les da bien la comedia. Ese requisito fue una prioridad porque aportaría otra dimensión a la película.
Conocí a María Onetto cuando me encargué del reparto de El otro, de Ariel Rotter. También era la época en que estaba escribiendo el guión de ROMPECABEZAS/PUZZLE. La idea de ofrecerle el papel me preocupaba, pero resultó perfecta, amor a primera vista, diría yo. Le mandé el guión y aceptó el papel a las dos horas, pero tardé tres años en conseguir levantar la película. Tuvo la bondad de esperar todo ese tiempo. María Onetto es una actriz increíble. Empezó trabajando en los escenarios. Es muy poderosa. Es fascinante trabajar con ella. Siempre sorprende.
Gabriel Goity es un actor muy popular en Argentina. Puede ser la persona más tierna del mundo y, dos segundos después, convertirse en un demonio. El marido de María del Carmen debía ser alguien fuerte, a quien no se abandona fácilmente. Su matrimonio es un matrimonio de amor, lo que da más fuerza a la historia.
Conocí a Gabriel un año antes de empezar a rodar ROMPECABEZAS/PUZZLE. Estaba muy ocupado con una serie de televisión y una obra de teatro, pero le encantó el proyecto y me dio todo su apoyo a pesar de no conocerme. Por suerte, aceptó el papel y consiguió sacar tiempo para la película.
En cuanto al personaje de Roberto, buscaba a alguien que pudiera hacer el papel sin prejuicios, alguien que se tomara los rompecabezas muy en serio. Al principio imaginé a Roberto más joven, pero Arturo Goetz era perfecto para el papel. Había trabajado con él en La niña santa y en otras películas. Antes de leer el guión me invitó a tomar un té y me dijo que sus variedades favoritas eran el Lapsang Souchong y el Earl Grey, igual que Roberto en el guión. No podía creerlo. También me contó que era un apasionado de los rompecabezas, pero los había dejado porque se pasaba las noches sin dormir. En ese momento, supe que tenía que ser él.
¿En qué punto conecta su película con la llamada “nueva ola argentina”? ¿Y cuáles son sus influencias cinematográficas?
Hay películas argentinas que me gustan, pero no me siento conectada a una “nueva ola argentina”. No veo que existan muchos elementos comunes entre Lucrecia Martel, Pablo Trapero o Lisandro Alonso. Es verdad que la mayoría pertenecemos a la misma generación, y en ese aspecto me siento cercana a ellos, pero no veo que exista un movimiento estético homogéneo. Algunas películas son más descriptivas, otras, más contemplativas. Puede que el punto en común sea un punto de vista claro.
ROMPECABEZAS/PUZZLE cuenta una historia, tiene una trama típica, se basa en una historia. Puede que sea convencional. No describe una realidad social en un momento dado. Se inclina más hacia la fantasía.
En cuanto a las influencias, la lista es muy larga. Me encantan John Cassavettes y Tim Burton. Me gustan Woody Allen, Claude Sautet, Amélie, de Jean-Pierre Jeunet, Pedro Almodóvar, Billy Wilder y David Lynch, y muchos más. Lucrecia Martel y Jorge Gaggero me han influido de forma directa.
¿Cuál es su relación con Buenos Aires?
No podría vivir en otro lugar. Me encanta nuestra mezcla. Por ejemplo, soy rusa, italiana, española y, finalmente, argentina. Todas estas culturas diferentes conviven. Buenos Aires es europea en algunas cosas, pero no en otras. Es la parte “no europea” la que convierte la ciudad en un caos. Un caos que me da alas, porque creo que la vida no se puede ordenar. Si uno busca el orden, o que se hagan las cosas de una forma normal, o que la gente llegue a tiempo a las citas, lo más seguro es que vaya camino del suicidio.
En este sentido, Buenos Aires es más honrada que otras ciudades. Me gusta el lado cálido de sus habitantes. Pero también es un lugar donde puede verse el lado oscuro de las personas, aunque con comprensión. Es compleja, muy compleja, pero me gusta de verdad.
¿Qué declaración contiene ROMPECABEZAS/PUZZLE acerca de la Argentina contemporánea y de la emancipación de las mujeres en la sociedad latinoamericana?
Todos necesitamos libertad. Y todos necesitamos que se nos trate bien. En nuestra cultura, esto no ocurre. Hay demasiadas muertes debidas a la violencia de género en Argentina. Y claro, está el mito “macho”, “un hombre no llora”, algo que afecta a la cultura y a los matrimonios.
Es muy importante que las mujeres puedan trabajar y ganarse la vida, para que puedan ser independientes y adultas. Si el marido es el único en ganar dinero, la esposa se convierte un poco en hija. La gran tragedia llega cuando todos se van y se queda sola en casa sin nada que hacer. Demasiadas mujeres pierden la cabeza después de los cincuenta.
Y otra cosa que me parece increíble es la cantidad de mujeres que no tienen una pasión, que se limitan a ser amas de casa. No digo que esté mal, pero sí que es una situación con un cierto desequilibrio. Creo que el equilibrio, o al menos intentar alcanzar el equilibrio, es el mayor objetivo en la vida. El mundo estaría mejor con madres felices, de eso estoy segura. Todas las mujeres que son madres y trabajan saben lo difícil que es encontrar el equilibrio; muchas no lo consiguen. Pero forma parte del proceso de crecimiento de la mujer, del ser humano.
¿Hay similitudes entre el recorrido de María del Carmen y el suyo? ¿Hasta qué punto ROMPECABEZAS/PUZZLE es una película autobiográfica?
María del Carmen es una mujer apasionada, incluso puede que llegue a obsesionarse. Cuando una persona decide entregarse a su pasión, puede cambiar. A su alrededor, todo cambia. Y pasa por momentos muy intensos, muy felices. Son momentos únicos, se arriesga todo sin pensar en las consecuencias. María del Carmen llega a ese punto de inflexión. Se pierden algunas cosas en el proceso, pero se conquistan otras. He pasado por un par de experiencias similares y son hitos en mi vida. No cabe duda de que estoy próxima a María del Carmen.
Por otra parte, mi madre también está próxima a María del Carmen. ROMPECABEZAS/PUZZLE habla de una madre, de todas las madres en cierto modo, de ese sentimiento maravilloso e increíble que les hace entregar su amor incondicional a otros, a sus hijos, su familia, y también de su necesidad de controlarlo todo. Me gusta que no sea una heroína obvia; su fortaleza no es aparente. Me gusta cómo gana. Su fuerza de voluntad y su determinación son sus dos motores. Pero eso no significa que no tenga emociones o que no llore. No alza la voz, es reservada, acepta que los demás le den órdenes, y consigue lo que quiere porque es afectuosa, entregada, y seguiría dando aunque no recibiera nada a cambio.
A veces, las personalidades fuertes nos fascinan. Me refiero a “fuerte” en el sentido obvio de la palabra, a la fortaleza palpable. Pero mientras crecía, aprendí a ver otro tipo de fuerza, la que no se ve a primera vista. Basta con observar para ver que esa persona siempre está ahí, que lucha a su manera. Aprendí a reconocer ese otro tipo de lucha. Estamos acostumbrados a la lucha masculina, pero me gusta cómo luchan las mujeres, sin gritar; tal vez no seamos tan valientes. A veces puede parecer que María del Carmen anda un poco perdida, pero sigue adelante. Aprendí a apreciar esta lucha observando a mi madre.