Aún no han acabado la escuela primaria, pero Nick y su hermano pequeño ya conocen la pobreza, los golpes y el alcohol. Aunque son chicos duros, se divierten con su nuevo hermano, nacido hace apenas unas semanas, e intentan paliar las deficiencias de una madre alcohólica, alimentando al bebé, cuidándole y dándole afecto. A pesar de ser de corta duración, ese destello de esperanza les perseguirá durante toda su vida.
Es invierno, y Nick, ahora un hombre de treinta y pico años, vive en un lúgubre apartamento de protección oficial. Malhumorado, angustiado, le cuesta controlar su ira y abrirse a los demás. No consigue volver a conectar con su hermano pequeño. Se dedica a levantar pesas, y cuando el esfuerzo no basta para ahuyentar los malos recuerdos y la soledad, se vuelve hacia la cerveza más fuerte que puede permitirse.
Incapaz de demostrar afecto por su vecina Sofie, usa a esta belleza marchita para darle placer sexual. La sonrisa y el optimismo forzado de Sofie esconden una profunda tristeza. El amor, o recuperar la custodia de su hijo, quizá podría ser su tabla de salvación, pero está demasiado sumergida en la soledad y en el alcohol.
Nick se comunica mejor con Ivan, el hermano de su ex novia. Le cuenta que ha salido hace poco de la cárcel. Le encerraron por haber pegado brutalmente a un hombre después de que Ana rompiera con él hace dos años. Nick siente una debilidad por el gordo Ivan, un obseso sexual, pero no comprende la gravedad de su enfermedad.
Para el hermano pequeño de Nick, no hay nada más importante que Martin, su hijo de seis años. Pero por mucho que quiera a su hijo, comportarse como un padre responsable no es fácil para un yonqui. A pesar de que la asistenta social le amenaza con retirarle la custodia de su hijo, suele comprar heroína antes que comida. Cuando hereda una importante suma de dinero al morir su madre, vuelve a llenar la nevera, pero también compra drogas para volver a venderlas.
Nick y su hermano siempre han intentado amar, olvidar y comprender. Por fin, los dos hermanos se reencontrarán y entenderán que no todo lo que pasa es culpa suya.