A mediados de los años ochenta, Ari Folman decidió cumplir su sueño y dar la vuelta al mundo con una mochila a la espalda. Al cabo de dos semanas y dos países, se dio cuenta de que no era nada viajero y decidió instalarse en una pequeña casa de huéspedes en el sureste asiático desde donde se dedicó a escribir cartas a sus amigos en las que se inventó el viaje perfecto. Al cabo de un año de estar en el mismo sitio y plasmar en papel su fantástica imaginación, se convenció de que era mejor regresar a casa y estudiar cine.
Su película de graduación, COMFORTABLY NUMB (1991), describe cómo sus amigos corrían a refugiarse, a punto de sufrir ataques de ansiedad, durante la primera Guerra del Golfo cuando varios misiles iraquíes llegaron hasta Tel Aviv. El resultado es cómico y absurdo, y la película ganó el Premio de la Academia Israelí al Mejor Documental. Entre 1991 y 1996 dirigió varios documentales para televisión rodados sobre todo en los territorios ocupados.
En 1996 escribió y dirigió CLARA HAKEDOSHA (SANTA CLARA), un largometraje basado en una novela del autor checo Pavel Kohout. La película ganó siete premios de la Academia Israelí, Mejor Director y Mejor Película entre ellos, e inauguró la sección Panorama en el Festival de Berlín, donde ganó el Premio del Público.
Siguió dirigiendo exitosos documentales hasta 2001, cuando realizó su segundo largometraje, MADE IN ISRAEL, una fantasía futurista que gira en torno a la caza del único nazi que queda en el mundo. Tiene en su haber exitosas series de televisión como guionista, entre las que destacaremos “Be tipul”, en la que se ha inspirado la nueva serie de HBO “En terapia”.
Su primera experiencia con la animación fue en la serie “The Material That Love Is Made Of”, donde cada episodio empieza con cinco minutos de animación durante los que unos científicos presentan sus teorías sobre la evolución del amor. Esto le animó a desarrollar el formato único del largometraje VALS CON BASHIR. Basada en la experiencia del director, este intenta reconstruir sus recuerdos para encontrar fragmentos olvidados de los días de la guerra del Líbano a mediados de los ochenta. Para Ari Folman, lo más natural era trasladar la búsqueda a la animación, donde la imaginación y la fantasía no tienen fronteras.