AUDREY TAUTOU

Claude Miller dice que no habría desarrollado el guión de THÉRÈSE D. si no hubiera aceptado el papel.
Me mandó la novela muy al principio y me preguntó si me interesaba el personaje. Obviamente, me entusiasmé. Thérèse es un papel soñado, algo totalmente diferente de lo que me habían ofrecido siempre. Claude y yo nos conocimos hace unos diez años para una película suya, pero no me dio el papel. Me propuso otro un tiempo después y yo no estaba libre. Por fin llegó Thérèse.

Interpreta a una mujer dura, misteriosa, que no se parece en absoluto a lo que ha hecho hasta ahora.
Thérèse es una mujer muy cerebral. Habla poco. Nadie se entrega en esa familia. Mientras la interpretaba, me preguntaba constantemente qué pensaría en este preciso momento. Su recorrido interior era para mí tan importante como el texto que debía aprenderme. Durante el rodaje, no me permití ni la más mínima improvisación; siempre supe exactamente en qué punto estaba su tumulto interior. Thérèse habla dos idiomas: el que oímos todos y el que no puede expresar. Al no hablar, mantiene un diálogo constante consigo misma.

Desde luego, refleja magníficamente el tumulto interior del personaje.
Aparte de los diálogos del guión, redacté para cada escena algunos elementos de su diálogo interior. Imaginé en qué medida la irritaba Bernard, la familia, y las palabras que realmente le hubiera gustado pronunciar.

¿Habló con Claude Miller de estos textos imaginarios?
Es curioso, pero no. Sin embargo, cuando tenía dudas acerca de la postura de Thérèse, lo hablaba con él. Por ejemplo, cuando Thérèse va a ver a Bernard justo antes del comienzo del juicio, y él le pregunta si ha preparado su defensa y le contesta que no, me preguntaba en qué estado mental podía estar. ¿Se sentía culpable? Claude se limitó a decirme: “Tiene orgullo”. Todavía veo la anotación que hizo en el margen del guión: “No hay compasión para los imbéciles”.

Es una escena de gran belleza.
Sí, por primera vez no se habla de banalidades. No se mencionan las tierras, la comida o el tiempo. Por fin surge una complicidad, una verdad y una intimidad en su relación, cuando debería ser lo contrario. Es el cine de Claude Miller, plasma la vida en toda su complejidad sin nunca caer en tópicos. No hay personajes solo ingenuos o sencillos, buenos o malos. Ofrece al espectador la posibilidad de pensar, confía en su inteligencia.

¿Cómo la dirigió?
Su mirada es de una precisión increíble. Descubría inmediatamente todo lo que podía proponerle; llegué a tener la impresión de qué estaba dentro de mi cabeza. No se le escapaba nada. Le consultaba por si quería que acentuara un sentimiento para que fuera más explícito, pero nunca fue necesario. Para él todo estaba claro. Veía a Thérèse con los mismos ojos que yo, pero tardé unos días en entenderlo. Sinceramente, tenía una idea totalmente diferente de su trabajo con los actores. Nos dirigió de una forma algo misteriosa.

Claude Miller dice que a un gran actor no se le dan indicaciones.
Es verdad que da muy pocas indicaciones. Eso me desestabilizó un poco al principio del rodaje. Me decía, riendo: “Quizá no soy bastante exigente”. Es un hombre y un realizador particular, muy agudo y sensible. Al cabo de cinco minutos de hablar con él, tuve la sensación de que sabía más acerca de mí misma que yo en 35 años de vida. Me pasó un poco lo mismo con Stephen Frears cuando rodé Negocios ocultos. Son personas que se interesan por los demás, que los quieren y respetan. Durante el rodaje de THÉRÈSE D., Claude nos dio una lección de vida. Tiene una paciencia y una amabilidad poco comunes. Cuando se ve la película – magnífica, implacable – parece imposible haber realizado una obra semejante con tanta sencillez.

Volvamos al personaje de Thérèse.
Es una mujer culta. Sus lecturas le han abierto otras ventanas al mundo. Tiene muchas ganas de ser libre, pero se adapta a las imposiciones de su clase social. Está llena de contradicciones, sus pensamientos se atropellan. Cuando decide casarse, Thérèse espera sinceramente liberarse y acallar todo lo que le molesta. Pero su boda no la ayuda, al contrario. Cuando se da cuenta de que su cuñada Anne podría dejarlo todo para irse con Jean Azevedo y escapar de la cárcel familiar, Bernard se convierte en la encarnación de su desgracia. Acaba por envenenarle. Me gusta que nunca adopte la posición de víctima. Incluso cuando la encierran, cuando pasa de estar detrás de los barrotes de la familia a barrotes de verdad, no se compadece de sí misma. Ahora la vida la deja indiferente.

Es una resistente.
Bueno, sí y no. También hay una vertiente provocadora. La escena en que su familia la obliga a bajar de su habitación, donde se ha recluido, para recibir a Anne y a su prometido, lo demuestra. Accede sabiendo que su presencia será el reflejo de la monstruosidad de su entorno. Piensa para sí: “¿Queréis que os haga el juego? Muy bien, pero si supierais cómo os desprecio…”

Comunica su dolor de modo casi orgánico.
Intenté darle un ritmo particular, diferente al de los demás. Solo ella vive controlando un cerebro en ebullición constante. Y cuando más tiempo pasa, más se distancia y se convierte en espectadora. Por eso imaginé que sería más lenta, como si siempre debiera esforzarse en no explotar.
FILMOGRAFÍA SELECCIONADA
2012 LA ESPUMA DE LOS DÍAS (Michel Gondry)
2011 THÉRÈSE D. (Claude Miller)
2009 UNA DULCE MENTIRA (Pierre Salvadori)
2008 COCO, DE LA REBELDÍA A LA LEYENDA
  DE CHANEL (Anne Fontaine)
2006 JUNTOS, NADA MÁS (Claude Berri)
2005 UN ENGAÑO DE LUJO (Pierre Salvadori)
  EL CÓDIGO DA VINCI (Ron Howard)
2004 LAS MUÑECAS RUSAS (Cédric Klapisch)
  LARGO DOMINGO DE NOVIAZGO
  (Jean-Pierre Jeunet)
2003 PAS SUR LA BOUCHE (Alain Resnais)
2002 UNA CASA DE LOCOS (Cédric Klapisch)
  SOLO TE TENGO A TI (Laetitia Colombani)
  NEGOCIOS OCULTOS (Stephen Frears)
2001 AMÉLIE (Jean-Pierre Jeunet)
2000 EL LIBERTINO (Gabriel Aghion)
1999 VENUS, SALÓN DE BELLEZA (Tonie Marshall)
  César a la Mejor Esperanza Femenina.

GILLES LELLOUCHE

En trece años de carrera, es su primer papel dramático.
Jacques Maillot ya me había dado un papel dramático en Un singe sur le dos, una película para Arte. Claude me ofreció otra oportunidad, una mucho mayor porque no abundan personajes tan bellos y complejos como el de Bernard.

¿Por qué cree que nadie le ha imaginado antes en un registro similar?
No lo sé. Aunque avance con gran libertad en mi profesión y tenga ganas de romper las certezas que se tienen acerca de mi trabajo, no puedo ir contra ciertas ideas. Claude Miller tuvo la audacia de hacerlo. Soy consciente de que su elección no era obvia para todo el mundo.

Cuando habla de cómo se conocieron en el Festival de Marrakech, dice que se sintió intimidado a la hora de darle el guión.
Es el mundo al revés, pero Claude tiene un gran pudor. Es un monstruo del cine, cualquier actor estaría encantado de que le propusiera un papel, pero él se disculpa por hacerlo. Recuerdo perfectamente este primer encuentro, sencillo, afectuoso. La idea de rodar con un director como él casi me hace perder la cabeza.

¿Conocía la novela de François Mauriac?
La había leído en el instituto. Volví a leerla y a redescubrirla. Claude me había avisado de que la construcción era diferente de la que él y su coguionista Natalie Carter habían escogido. Me explicó por qué habían decidido tratar la historia de una forma lineal y no a partir de flash-backs como en la obra literaria. Insistió mucho en el hecho de que habían permanecido fieles al espíritu de la novela, sobre todo a los diálogos. Quería que me sumergiese en el texto. Leer Thérèse Desqueyroux me aportó muchísimo. Mauriac describe los personajes con una precisión casi quirúrgica.

En la película, Bernard Desqueyroux es mucho más humano que en el libro.
Claude y yo compartíamos nuestra visión de Bernard y también sus preguntas. No queríamos que fuera un perfecto gilipollas ni que se limitara al personaje del burgués ahogado por las convenciones. Pero tampoco debía ser capaz de escapar de la autoridad materna. Bernard es ante todo un enamorado. Si se lee entre líneas, es lo que se ve.

Un enamorado que nunca llega a declararse.
No consigue abrirse a los demás. La última escena de la película me conmueve especialmente, cuando lleva a Thérèse a París. Le hace preguntas, le gustaría entender a su mujer, hablarle. Está loco por ella, siempre lo ha estado, pero se limita a decirle que ha pagado la cuenta. Me entran ganas de llorar pensando en esta escena. Me ayudó mucho para construir el personaje, contiene toda la psicología de Bernard.

Comunica a la perfección su impotencia para escapar del yugo familiar.
Es un tipo que no está a la altura, no está completo, y es consciente de sus limitaciones. Adopta aires de falso patriarca; por ejemplo, cuando su hermana Anne se fuga y va a buscarla, le da un tirón de pelo. Pero Bernard no asusta a nadie. Solo entiende la horrible situación en que se encuentran todos cuando ve la extrema delgadez de Thérèse después de la reclusión que le ha impuesto la familia. Solo entonces consigue madurar. Durante el rodaje, Claude y yo teníamos mucho cuidado para saber de qué Bernard hablábamos, del patán atontado que solo tiene ganas de salir de caza con sus perros, del burgués, del enamorado… Cada vez había que añadir unas pinceladas. Bernard puede ser un hombre terrible. Cuando Thérèse le observa durante la procesión, entendemos la frialdad que siente por su marido.

La película, al igual que la novela de Mauriac, dice mucho de la burguesía de la época.
La vida provinciana era horrible. Claude no se cortó y usó una ametralladora, disfruté mucho.

No había trabajado con Audrey Tautou.
Nos dimos cuenta inmediatamente de que nos habíamos embarcado en una aventura poco habitual. Estábamos entusiasmados, no queríamos defraudar a nadie. Durante el rodaje, quedábamos cada noche, cenábamos, hablábamos. Audrey está soberbia en el papel de Thérèse; comunica una dureza, una oscuridad y una profundidad hasta ahora desconocidas.

Es la primera vez que rueda una película de época.
Es una sensación fascinante. Recuperé el placer del espectador que sigo siendo al encontrarme entre coches antiguos, trajes y sombreros de otra época. Es un placer algo infantil que da otra dimensión a la interpretación.

Háblenos del rodaje.
Fue un ambiente muy concentrado y a la vez muy relajado. Todos estábamos cerca de Claude; sabíamos que estaba enfermo y nos dábamos cuenta de lo bien que le sentaba la película. Rodábamos a 90 kilómetros de Burdeos, pero él debía ir a la ciudad cada mañana para una sesión de radioterapia. Aun así, siempre nos enviaba un pequeño mensaje. Fue un rodaje con una gran carga humana.

¿Cómo le dirigió Claude Miller?
Como cualquier gran director, Claude no impone nada, aunque en realidad no hay nada que no esté impuesto por él. Claude siente un amor desmesurado por los actores. Se acerca, dice algo bajito. Nunca habla en voz alta delante de los demás. Me ha dicho frases que no olvidaré nunca, cosas muy sencillas.
FILMOGRAFÍA SELECCIONADA
2011 THÉRÈSE D. (Claude Miller)
  LOS INFIELES (Varios cortos dirigidos por M. Hazanavicius, J. Dujardin y el propio Gilles Lellouche, entre otros)
2010 CUENTA ATRÁS (Fred Cavayé)
  MINEURS 27 (Tristan Aurouet)
2009 PEQUEÑAS MENTIRAS SIN IMPORTANCIA (Guillaume Canet)
  ADÈLE Y EL MISTERIO DE LA MOMIA (Luc Besson)
2008 L’INSTINCT DE MORT (Jean-François Richet)
2006 LE DERNIER GANG (Ariel Zeitoun)
  PARIS (Cédric Klapisch)
2005 NO SE LO DIGAS A NADIE (Guillaume Canet)
2004 UN AMOR DE ALTURA (Rémi Bezançon)
2003 QUIÉREME SI TE ATREVES (Yann Samuel)
2002 MON IDOLE (Guillaume Canet)
2001 MI MUJER ES UNA ACTRIZ (Yvan Attal)
1999 MES AMIS (Michel Hazanavicius)
1997 FOLLE D’ELLE (Jérôme Cornuau)

ANAÏS DEMOUSTIER

FILMOGRAFÍA SELECCIONADA
2013 QUAI D’ORSAY (Bertrand Tavernier)
2011 THÉRÈSE D. (Claude Miller)
  ELLAS (Malgorzata Szumowska)
  LAS NIEVES DEL KILIMANJARO
  (Robert Guédiguian)
2010 DE AMOR Y DE AGUA FRESCA (Isabelle Czajka)
  BELLE ÉPINE (Rebecca Zlotowski)
2009 PARTIR (Frédéric Pelle)
  LES GRANDES PERSONNES (Anna Novion)
2008 LA BELLE PERSONNE (Christophe Honor)
  LE PRIX À PAYER (Alexandre Leclere)
  HELLPHONE (James Huth)
2007 LA VIE D’ARTISTE (Marc Fitoussi)
2005 BARRAGE (Raphaël Jacoulot)
2004 LE TEMPS DU LOUP (Michael Haneke)